.

.

domingo, 22 de mayo de 2011

Los secretos de Lincoln Díaz-Balart que todo el mundo sabe en Miami

La pupila insomne


Un artículo del periodista Jean Guy Allard en el portal Contrainjerencia revela “a partir de informaciones que circulan en Miami” que el ex congresista Lincoln Díaz-Balart “se dedica a reorganizar el grupo mafioso clandestino creado por su padre, La Rosa Blanca”.

Allard refiere una reunión secreta –celebrada el 25 de mayo de 2010- en la que habrían participado, además de Díaz Balart, la actual presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU. Ileana Ros-Lehtinen y el recién electo senador Marco Rubio. Allí, “Ros-Lehtinen y Rubio se comprometieron en ejercer presiones sobre los directivos del Internacional Republican Institute (IRI) y de la propia USAID para lograr una nueva distribución de los fondos destinados a los programas “cubanos”, a favor de la Rosa Blanca”. No es de juego, la Enciclopedia del Terrorismo de Estado en las Américas se refiere a La Rosa Blanca como “la organización madre de la contrarrevolución y el terrorismo desde los Estados Unidos hacia Cuba”, y el propio Allard cita que Díaz Balart se dirigió a la presidenta panameña Mireya Moscoso en dos ocasiones, solicitándole el indulto para Luis Posada Carriles –autor de la voladura de un avión civil que costó la vida de 73 personas.

Pero eso no es lo único que se comenta en Miami sobre el heredero de La Rosa Blanca, también se dice que Lincoln Díaz-Balart está preocupado porque su discurso no tiene pegada en las nuevas generaciones de cubanoamericanos que buscan normalizar las relaciones con Cuba, lo cual ve como una amenaza para sus fantasías presidenciales en la Isla. Lo de las fantasías presidenciales no es una idea lanzada al vuelo y no hay mejor fecha que un 20 de mayo –día en que nació la república neocolonial en Cuba bajo la sombra de EE.UU.- para hablar de ello.

En la ciudad floridana se habla también de otra reunión secreta, sostenida con carácter urgente el 2 de agosto de 2006 -a raíz de la proclama del líder cubano Fidel Castro en que delegaba sus responsabilidades por razones de salud- en la que Díaz-Ballart dio a conocer, entre otras cosas, una constitución secreta -elaborada por su padre Rafael Díaz Balart y Eduardo Soto (ex abogado de Luis Posada Carriles)- para aplicarla en Cuba en concordancia con la “transición” promovida en la Isla por el gobierno de EE.UU. En dicha reunión se estableció que el presidente de Cuba en esta “etapa de transición” sería Lincoln Diaz Ballart y para ello era necesario proyectarlo y ganar terreno aceleradamente en Estados Unidos y Europa.

En el encuentro del 2 de agosto de 2006 se conoció y debatió acaloradamente un estudio reservado de la Fundación para el Análisis y el Estudio Social (FAES), vinculada al Partido Popular español, en el cual se planteaba que el candidato presidencial ideal para España y Europa en una Cuba Postcastro era el presidente de la Unión Liberal Cubana, Carlos Alberto Montaner, por lo que se acordó incrementar las acciones en Europa, específicamente en España, para lo cual incrementarían los fondos y la representación de La Rosa Blanca en ese país, a través de su encargado allí desde el 2001, Waldo Díaz-Balart. Waldo debía incrementar el seguimiento de las actividades realizadas por Carlos Alberto Montaner, promover acciones de descrédito contra este en la prensa y seguir pormenorizadamente su estado de salud; además, sería el encargado de promover y potenciar desde Madrid la figura del futuro presidente Lincoln Díaz Ballart, así como la impresión de materiales contra Cuba, campañas mediáticas y movilizaciones.

La investigación y captura, por fraude al Medicare y Medicaid, de Ernesto Montaner, hermano de Carlos Alberto Montaner, y dueño del Montaner Medical Center no fue un hecho casual y aislado. Fue la primera víctima que se cobró la reunión relámpago realizada el 2 de agosto del 2006 en Washington. La información que publicó El Nuevo Herald de Miami, reseñando el hecho, sitúa el comienzo de la persecución contra Montaner en 2006.

Control del dinero federal para la subversión contra Cuba, eliminación de supuestos aliados, conspiraciones secretas, apoyo al terrorismo, forman parte del comportamiento típicamente mafioso de esta familia, rechazada hasta por los propios enemigos de la Revolución Cubana. Cuando Allard, dice “grupo mafioso clandestino” no adjetiviza, describe con exactitud lo que todo el mundo sabe en Miami pero de lo que no quiere enterarse el gobierno de EE.UU.

No hay comentarios: