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lunes, 11 de abril de 2011

Tristeza femenina post-coital

Tengo una pregunta para vosotras. Normalmente, después de tener relaciones sexuales, ¿os invade una extraña sensación de tristeza? Sí, hay que reconocer que a veces terminas encamándote con cada pedazo de carne que lo mínimo que puedes tener, una vez has acabado, es muchas ganas de morirte. En sentido figurado, claro. Sin embargo, no estamos hablando de las situaciones tensas e incómodas provocadas por algún episodio de sexo sobrevenido con la persona equivocada, sino de una reacción inevitable de melancolía después del coito, aunque te hayas acostado con el hombre de tu vida, le quieras mucho y te lo hayas pasado en grande. Si algunas de vosotras sabéis de qué estoy hablando, porque eso es precisamente lo que os pasa, tranquilas. No sois las únicas. De hecho, se calcula que un 10% de las mujeres reaccionan de manera similar después de practicar sexo. ¿Por qué?


El origen de la tristeza post-coital sigue siendo un misterio. Por lo pronto, en Australia se acaba de realizar un estudio en 200 mujeres jóvenes y se ha comprobado que un tercio de ellas experimenta sentimientos de tristeza, ansiedad, irritabilidad e inquietud después de tener relaciones sexuales. El autor del estudio, del Instituto de Tecnología de Queensland, considera que no hay una causa clara que provoque este estado en algunas mujeres, aunque apunta como elementos a tener en cuenta dos circunstancias concretas:

-haber sufrido algún tipo de abuso sexual en el pasado, que puede conducir a experimentar sentimientos de culpa o vergüenza cada vez que se tienen relaciones.

-las características emocionales de cada persona, que pueden llevar a manifestar sentimientos de tristeza.


En el estudio, no se ha planteado el problema de la satisfacción sexual como una variable importantísima a la hora de explicar ciertos comportamientos post-coitales, particularmente tristes o melancólicos. Creo que no es ninguna tontería tener en cuenta la frustración que conllevan unas relaciones sexuales monótonas o basadas en las mentiras, especialmente cuando algún miembro de la pareja finge un orgasmo para acabar cuanto antes con el trámite sexual o porque quiere hacer sentir bien a su pareja (aunque sea a cualquier precio). Normal que, cuando se termina la función, uno no esté para muchas fiestas. La falta de comunicación exige ciertos peajes.

Sea como sea, los datos que arroja esta primera muestra han puesto de manifiesto que es necesario realizar en un futuro próximo muchas más encuestas y abrirlas a otras franjas de edad. ¿Creéis que este tipo de reacciones son más habituales de lo que a priori puede parecer?

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