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viernes, 4 de marzo de 2011

Un nuevo antitumoral marino mejora la supervivencia del cáncer de mama

Fue una de las sorpresas del mayor congreso de Oncología que todos los años se celebra en EEUU a finales de mayo, pero el fármaco de origen marino eribulina sigue confirmando su utilidad para tratar a pacientes con cáncer de mama. Un ensayo en fase III con importante participación española demuestra que el último fármaco antitumoral en ver la luz podría proceder de las profundidas marinas.

De hecho, desde el pasado mes de noviembre, eribulina ya está autorizado en EEUU por la agencia del medicamento (FDA, según sus siglas en inglés). Y los resultados que ahora acaba de dar a conocer la revista británica 'The Lancet' abren un poco más la puerta para que su homóloga europea (EMA) opte por la misma decisión. Se convertiría así en el segundo antitumoral gestado en el mar que llega hasta los pacientes después de Yondelis (de la firma española PharmaMar), que ya se emplea para sarcomas y cáncer de ovario.

Eribulina (comercializada por el laboratorio japonés Eisai como Halaven) es un compuesto sintetizado a partir de un organismo de los mares nipones, 'Halichondria okadai', cuyas propiedades antitumorales fueron descubiertas a mediados de la década de los ochenta. Como explica a ELMUNDO.es el doctor Javier Cortés, del Instituto de Oncología Vall d'Hebron de Barcelona, y coautor del trabajo, "se trata de un nuevo tipo de quimioterapia que, por un lado, impide que las células tumorales se sigan dividiendo; mientras que, por otro, forma en su interior unos agregados [una especie de grumos], tóxicos para la célula maligna".

Participación española

El estudio Embrace (financiado por el fabricante del fármaco con el objetivo de lograr su autorización en Europa) se ha llevado a cabo en 140 centros de todo el mundo con 762 mujeres con cáncer de mama, unas 50 de ellas procedentes de varios hospitales españoles. Se trataba, como explica el doctor Cortés, de pacientes con tumores muy avanzados, ya con metástasis y que habían recaído pese a recibir varias líneas de tratamiento previas.

"Frente al tratamiento clásico elegido por sus oncólogos", explica, "eribulina mejoró su supervivencia un 20%". Como media, esa prolongación supuso dos meses y medio adicionales de vida, aunque como añade el especialista catalán "hay que tener en cuenta que en los últimos 10 años no habíamos visto ningún fármaco capaz de mejorar la supervivencia en cáncer de mama metastásico".

Cortés también destaca que, pese a tratarse de una quimioterapia, eribulina fue muy bien tolerada ("apenas se cae el pelo y sólo un 10% de pacientes sufrió cansancio"), que se administra en el hospital en "menos de cinco minutos" y que parece beneficiar a todos los tipos de cáncer de mama por igual, independientemente de su perfil molecular.

Sin embargo, no todo es de color de rosas en el fondo del mar. "Las pacientes siguen muriendo de cáncer de mama, no todas las participantes en el ensayo se beneficiaron de eribulina y sigue habiendo un importante 7% que sufrió importante neurotoxicidad a causa del tratamiento", admite el oncólogo español.

Por eso, como recuerda en un editorial en la misma revista Nacy Lin, del Instituto Dana Farber de Boston (EEUU), pese al avance que esto supone, aún quedan preguntas sin responder. "¿Qué subtipos de cáncer se benefician más? ¿Por qué mejoró más la supervivencia global que el tiempo a las recaídas? ¿En qué momento de las recaídas debe considerarse inútil el tratamiento?...". Pero habrá que esperar a que nuevos ensayos puedan dar respuesta a estas cuestiones.

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