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lunes, 14 de marzo de 2011

La cifra de muertos se eleva a 1.600 al hallarse decenas de cadáveres en Miyagi


Las autoridades de Japón han elevado a unos 1.600 los muertos por el terremoto y posterior tsunami del viernes, aunque persiste el temor a que esta cifra se multiplique casi por diez ya que siguen desaparecidas más de 10.000 personas atrapadas bajo los escombros o mar adentro por la ola gigante.

Durante esta madrugada, se han encontrado otros 2.000 cadáveres en la costa oriental de Miyagi, al noreste del país. Sin embargo, el recuento oficial de víctimas se mantiene en 1.600 y no incluirá estos cuerpos hasta que hayan podido ser recuperados.

Solo en Minamisanriku, una localidad costera de Miyagi totalmente arrasada por el tsunami que siguió al seísmo de 9 grados en la escala Richter, están sin localizar 9.500 personas. También hay otras 1.167 personas desaparecidas en la contigua provincia de Fukushima, de acuerdo con un recuento de las autoridades locales.

Durante las últimas horas del domingo, un total de 643 muertes fueron confirmadas en la provincia de Miyagi, la más devastada por el seísmo en el noreste del país, con lo que el total se sitúa ahora en 1.596 víctimas mortales, según la televisión NHK. La catástrofe y posterior amenaza nuclear han dejado, además, ya casi 600.000 evacuados, según la Oficina de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).

Las cifras oficiales hablan de más de 20.800 edificios destruidos y de que unos 380.000 japoneses tuvieron que ser evacuados de sus viviendas por ambas catástrofes naturales, mientras que 210.000 han sido evacuadas del área de 20 kilómetros alrededor de la central nuclear de Fukushima, donde se registró una explosión tras el seísmo.

De un primer reactor nuclear con problemas, la preocupación se ha extendido a un segundo en el que el sistema de enfriamiento de emergencia ha dejado de funcionar. La central nuclear de Tokai Nº2. también ha sufrido una avería similar, aunque en esta caso sí que han funcionado los sistemas de emergencia.

Además, más de 100.000 militares japoneses asisten a las víctimas, ayudados por socorristas y personal especializado de casi 70 países, entre ellos Estados Unidos, que ha puesto a disposición de Japón el portaaviones Ronald Reagan.

El primer ministro nipón, Naoto Kan, pidió unidad a sus conciudadanos para afrontar las consecuencias del grave terremoto del viernes, que calificó como la peor crisis que afronta Japón desde el final de la II Guerra Mundial (1939-45).

Kan explicó que el Gobierno ha dado luz verde a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power para efectuar, a partir de mañana lunes, cortes de electricidad de hasta tres horas al día con el fin de garantizar el suministro en las provincias afectadas.

El terremoto, uno de los más graves de la historia, fue seguido de un devastador tsunami que se llevó por delante pueblos enteros en la costa este del Pacífico.

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