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sábado, 5 de febrero de 2011

Los manifestantes no desesperan a pesar de la resistencia de Mubarak

Los opositores al presidente de Hosni Mubarak no piensan rendirse, pese a que el presidente se aferra al poder. Los manifestantes que desde hace doce días ocupan la plaza de la Liberación, en el centro de El Cairo, siguen allí sin ninguna intención de abandonar su protesta. Después de nuevos disparos durante la madrugada, numerosas personas se acercan a la plaza desde otros puntos de la ciudad para manifestarse contra el régimen y llevan pan, zumos y provisiones para los que están acampados en la plaza.

El epicentro de las protestas está dividido por zonas. En una parte, un grupo de manifestantes trata de mantener un espíritu festivo con cánticos y música, mientras en otra zona hay tiendas de campaña con familias enteras, hombres, mujeres y niños que están instalados desde que iniciaron las protestas. También hay espacio para los que quieren informarse y leen en los periódicos los acontecimientos que ellos mismos están protagonizando, y en otra zona, un grupo de hombres desayuna. Además, en la plaza hay cuatro puntos de atención sanitaria, con médicos y enfermeros que llevan en la plaza desde el principio de las revueltas. Algunos de ellos han atendido heridos durante tres días, día y noche, sin descanso. Por estos puestos han pasado cientos de heridos. Mohamed Amish, uno de los médicos presentes, llegó el día en que empezaron lo disturbios y dice que se quedará hasta que se vaya Mubarak.

Mientras esto ocurre en la plaza de la Liberación, el presidente Mubarak se reúne hoy con varios ministros de su nuevo Gobierno. El líder egipcio está con los principales responsables de la economía en el país: el primer ministro, el de Finanzas, el responsable del Petróleo, el ministro de Comercio e Industria y el gobernador del Banco Central.

Los opositores continúan creyendo en la victoria, pero el de Hosni Mubarak está siendo un largo adiós. Su era ha terminado y la gran mayoría de la sociedad egipcia se sitúa ya mentalmente en el día después; y a pesar de ello, el presidente permanece en su puesto. La llamada Jornada de Despedida convocada por la oposiciónmovilizó ayer de nuevo a centenares de miles de personas en el centro de El Cairo y Alejandría sin que la crisis se desbloqueara. Y se registraron nuevos actos de violencia por parte de los inmovilistas, que prefirieron bautizar el día como Jornada de la Lealtad.

Mientras, la última cifra facilitada por el Ministerio de Sanidad señala que son11 los fallecidos desde el miércoles y más de 5.000 los heridos. La ONU hizo ayer alusión a "informes no confirmados que sugieren que más de 300 personas han sido asesinadas" desde el inicio de las protestas.

Deserciones en el bando de Mubarak

El Ejército tiene las manos libres. El ministro de Defensa y viceprimer ministro, Mohamed Tantawi, se permitió acudir ayer por la mañana a la plaza de la Liberación, en donde permanecían miles de manifestantes tras una nueva noche de enfrentamientos y a donde empezaban a afluir miles de personas para gritar, una vez más, adiós a Mubarak. Tantawi dijo que solo quería pasar revista a las tropas desplegadas en torno a la plaza de forma más densa y efectiva que en anteriores jornadas. El significado real de su gesto era difícil de interpretar; demostraba, en cualquier caso, que las máximas autoridades militares podían permitirse pasear por entre los manifestantes y departir con ellos.

Otro gesto significativo fue la aparición en la plaza de Amr Musa, exministro de Asuntos Exteriores con Mubarak y actual secretario general de la Liga Árabe. Musa comentó que sopesaba la opción de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales, previstas para septiembre. El hecho de que un hombre incrustado en la élite política egipcia y árabe se pasara al bando de la protesta indicó, al margen de un mayor o menor oportunismo, hacia dónde sopla el viento de la historia. Con todos los corredores tomando posición de salida a nadie le ha pasado desapercibido el movimiento de Youssef Butros Gali, hijo del exsecretario general de Naciones Unidas Butros Butros Gali, pero, sobre todo, ministro de Economía con Mubarak desde 2004 y hasta que fue sustituido hace unos días. El vástago de la saga deja con efecto "inmediato" la presidencia del comité financiero del Fondo Monetario Internacional que ocupaba desde octubre de 2008.

Los esfuerzos estadounidenses por patrocinar una "transición pilotada" de acuerdo con el Ejército que apartara, de alguna forma, el bloqueo personificado por Mubarak, no obtuvieron resultados por el momento. Además de la resistencia personal de Mubarak (un hombre con una fortuna estimada en 1.700 millones de dólares) y su círculo más próximo, la cúpula militar, perfectamente confundible con la cúpula gubernamental, insiste en la necesidad de mantener la legalidad y el respeto a la Constitución. Eso implica numerosas dificultades. Por ejemplo, la de iniciar un proceso de transición con un Parlamento recién constituido tras unas elecciones amañadas y boicoteadas por la oposición moderada y los candidatos independientes de los Hermanos Musulmanes, con el resultado de un 90% de los escaños para el Partido Nacional Democrático de Mubarak.

Acoso a periodistas y extranjeros

Tras dos días de violencia por parte de los fieles a Mubarak, claramente coordinada desde el poder, la situación general se ha hecho más tranquila. Con todo, los extranjeros, especialmente los periodistas, dependen de la suerte cada vez que tienen que pasar por uno de los numerosos controles militares. Reporteros del diario británico The Guardianactivistas extranjeros que fueron detenidos el pasado jueves han sido puestos en libertad la pasada madrugada. fueron, por ejemplo, detenidos y obligados a permanecer de rodillas durante más de una hora. También las organizaciones sociales, aunque los

Más peligroso es topar con los grupos de inmovilistas armados con porras y cuchillos, que ya no pululan por toda la ciudad sino que se concentran al norte de la plaza de la Liberación en busca de pelea y de extranjeros. El Ejército les mantuvo a distancia de los manifestantes de la plaza, usando al menos en una ocasión disparos de ametralladora al aire. A pesar de ello hubo algunos enfrentamientos callejeros, de escala muy inferior a los registrados el jueves.

El Gobierno sigue alimentando la patraña de que la masiva revuelta está inspirada y dirigida desde el exterior por enemigos de Egipto, difundiendo rumores y protestando contra las "injerencias" del secretario general de la ONU, de Estados Unidos y, en general, de cualquier institución foránea que reclamara diálogo, reformas y el fin de la represión. Grupos de matones asaltaron sedes de la televisión Al Yazira y de los Hermanos Musulmanes. Varios periodistas de Al Yazira decidieron abandonar temporalmente Egipto por razones de seguridad y los equipos de la estadounidense CNN optaron por refugiarse en un "paradero desconocido".


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