El indicador que elabora la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que mide los cambios mensuales de los precios de una amplia canasta de alimentos, ha registrado en enero un máximo histórico, superando incluso los niveles de julio de 2008, que en su día provocaron levantamientos y crisis alimentarias en varios países.
La subida es de más de un 25% respecto a los niveles de hace un año, lo que ha sido un factor determinante en las revueltas en Oriente Próximo, que en Túnez ha provocado la caída del régimen de Ben Ali y en Egipto ha desestabilizado el gobierno de Mubarak.
Además de estos dos países, Argelia experimentó enfrentamientos esporádicos y varios suicidios públicos en las últimas semanas, en el marco de protestas contra el aumento de los precios de los alimentos. También se viven tensiones en Jordania, donde 5.000 manifestantes salieron a la calle en Ammán, la capital, para protestar por el deterioro de sus condiciones de vida.
Algunos países han optado elevar las subvenciones a los alimentos para atajar el descontento general. Esta no es la mejor solución, ya que supone "comida para hoy pero hambre para mañana", además de favorecer el contrabando con países donde el precio es más caro, afirma Miguel Ángel García Díaz, profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos.
Las materias primas también suben
La subida del precio de las materias primas tiene su explicación en el fuerte crecimiento de las economías emergentes, que retroalimentan el consumo y hacen subir los precios, pero también en un "importante componente especulativo", asegura García Díaz.
El aprovisionamiento de 'stock' de materias primas en países como India o China para asegurarse la producción en el futuro, avivado por la debilidad del dólar, también ha contribuido a hacer subir los precios hasta cotas históricas.
García Díaz habla de una situación en la que "se están sustituyendo los productos tradicionales por otros más rentables", lo que da lugar a situaciones como la de Argentina, donde paradójicamente se dan problemas de desabastecimiento de carne. Allí se han sustituido enormes extensiones de pastos por tierras para el cultivo de cereales, como la avena o el trigo, cuyos precios han escalado en los últimos meses.
Otras materias primas como el algodón, el azúcar o la soja también han visto crecer su valor exponencialmente, llegando hasta el 300% en el caso del algodón. Eduardo Faus, analista técnico de Renta 4, cree que al despejarse las dudas sobre la recuperación económica se han disparado los precios de las materias primas, y se muestra favorable a una mayor regulación del sector "para evitar burbujas especulativas en el futuro".
La regulación, en el aire
Varios dirigentes y altos funcionarios se han posicionado en las últimas semanas a favor de la regulación del mercado de las materias primas. Nicolas Sarkozy lo advirtió recientemente en Davos: "Si no hacemos nada para regular la volatilidad de las materias primas corremos el riesgo de que se produzcan altercados en los países pobres y de dañar el crecimiento económico global".
En opinión del presidente francés, no tiene sentido regular el mercado financiero y no hacer nada con el de los alimentos, opinión que coincide con la del comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, quien se declaró partidario de discutir a escala mundial una solución ante la volatilidad de los precios y el desabastecimiento en algunas zonas del planeta, informa Efe.
La Comisión Europea en su conjunto también ha propuesto una serie de medidas destinadas a frenar la especulación sobre estos productos actividad que contribuye de forma decisiva al alza de los alimentos.
A no ser que se tomen medidas urgentes, la situación no tiene visos de cambiar a corto plazo. El economista jefe de la FAO, Abdolreza Abbassian, reconoció que los precios altos "pueden persistir en los próximos meses", lo que supone una "grave preocupación" para países con déficit de alimentos que necesitan importar sus alimentos y para las familias pobres.
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