El fenómeno se basa en alguna realidad: Alemania tiene un conocido agujero de técnicos cualificados. Pero, ¿podría actuar esa circunstancia como paliativo para el desempleo hispano como ocurrió en los sesenta? Lo primero que salta a la vista es que las situaciones son incomparables.
En 1960 España firmó un acuerdo de contratos de trabajo para la expansiva industria del “milagro alemán”, contratos que eran gestionados por el Instituto Español de emigración. En total, más de medio millón de españoles habían emigrado a Alemania hasta 1973, de los que cerca del 80% regresaron a España. El fenómeno fue una fuente de divisas para la España franquista y rellenó los agujeros alemanes de la época en mano de obra. El universo actual es muy diferente.
Alemania no atraviesa hoy ningún “milagro”, aunque de momento es capaz de mantener un crecimiento significativo a través de sus exportaciones, pero tiene un agujero significativo en cuadros cualificados. En ese contexto, la Agencia Federal del Trabajo (BA) acaba de divulgar un plan de diez puntos para resolver el problema.
El punto central del plan es la mejora de la educación y la promoción de la integración laboral femenina. Ambas líneas de trabajo resultarían en un incremento de varios millones de puestos de trabajo para el año 2025. Se estima que sólo con una mayor integración laboral femenina se podrían rellenar tres millones de empleos a tiempo completo. Sin embargo, el problema no se solucionará sin recurrir a la emigración extranjera, señala Raimund Becker, miembro de la junta de la BA, en declaraciones al Frankfurter Allgemeine Zeitung. Según Becker se hará necesario importar 800.000 extranjeros. A partir de ahí, el dato conecta con dos demandas políticas.
En Madrid, la de un gobierno en horas bajas cuya soberanía está secuestrada por el directorio europeo y que precisa lanzar alguna señal de esperanza con aspecto de política de empleo. En Berlín la de una administración que sufre desprestigio en Bruselas por una política económica egoísta y arrogante, y al que no le viene mal lanzar señales de ayuda a los manirrotos del sur, asfixiados y con poca perspectiva por el diktat de la austeridad alemana. Las necesidades de ambos gobiernos se entrecruzan en la cumbre bilateral de Madrid. Según Der Spiegel, el asunto será uno de los principales temas de la agenda del 3 de febrero.
El destinatario de la oferta alemana de empleo no es España, sino todos los países europeos más hundidos en las dificultades, incluídos los cerebros desaprovechados del Este de Europa. El gobierno español, que no discute el diktat y se ha limitado a presentar leves objeciones en Berlín, recibirá este recurso como agua de mayo, pero ¿cuánto vale en realidad?
La emigración de jóvenes hispanos con título universitario a Alemania, ya es una realidad: hay miles de ellos en Berlín, generalmente empleados en trabajos parciales precarios, por lo que la afirmación del vice portavoz parlamentario de la CDU alemana, Michael Fuchs, de que “en el sur y este de Europa hay muchos jóvenes en paro”, suena a descubrimiento de la sopa de ajo. Lo que es obvio es que Alemania, quiere cambiar su apuesta en materia de emigración: menos campesinos de Anatolia, los pepes turcos, y más licenciados sin futuro españoles, griegos y del este de Europa. En total, son muchos a repartir, y quizá se trate sólo de algunos miles de empleos de aquí al 2025. Más que de un “Vente a Alemania Pepe”, podríamos estar ante un tema de Berlanga: “Bienvenido Mister Müller”.
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