Después de un tiroteo de más de media hora y protegido por una larga fila de efectivos pertrechados con escudos, cascos y armas de fuego, el dirigente salió en silla de ruedas de la clínica, pues acababa de ser operado en una pierna, hacia una caravana de vehículos que lo trasladó directamente al palacio presidencial. Allí se asomó inmediatamente al balcón, donde le esperaban algunos ministros, para dirigirse a los centenares de sus partidarios que se habían congregado frente al edificio y agradecer a los líderes internacionales -entre ellos el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero- el apoyo mostrado.
"En esto hubo gente de Lucio Gutiérrez", dijo el mandatario, en referencia a quien fue presidente ecuatoriano de enero de 2003 a abril de 2005. Correa anunció "una profunda depuración de la Policía Nacional" y afirmó que "no habrá perdón ni olvido" para lo que definió como "un intento de golpe de Estado".
El fiscal de la Nación, Washington Pesántez, afirmó, por su parte, que investigará "la conspiración urdida desde afuera de los cuarteles oficiales" que llevó a la sublevación. "No se trató de una legítima reclamación salarial, sino de un claro ejemplo de conspiración", dijo Correa en una rueda de prensa tras ser liberado por militares del hospital en el que permaneció durante casi todo el día de ayer retenido por policías sublevados, que protestaban contra un proyecto de ley que reduce sus beneficios salariales. Según Correa, cuando intentó explicarles que les elevó los sueldos "como nunca antes", las tropas le respondieron "no, eso lo hizo Lucio (Gutiérrez), sabiendo bien entonces quiénes estaban en esa conspiración", dijo.
Correa confirmó también que al menos un miembro de un equipo policial de élite murió y 27 personas resultaron heridas durante su rescate, aunque la cifra final aún no ha podido ser determinada. Además, el Gobierno ha confirmado que un civil ha fallecido y más de medio centenar de personas han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre los sublevados y los seguidores del presidente mientras permanecía retenido. Entre los heridos está el ministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño, hospitalizado al ser golpeado en la cabeza por policías sublevados. En el momento de ser ingresado, Patiño presentaba una herida y manchas de sangre en su camisa.
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