El Gobierno catalán, y en especial el entorno del presidente de la Generalitat, ha comenzado a desplegar todas sus artes negociadoras para evitar que la manifestación del próximo sábado contra la sentencia del Tribunal Constitucional sea monopolizada por los independentistas. El Partit dels Socialistes, y en particular José Montilla, rechazan el lema con el que ha sido convocada la marcha por parte de la entidad Òmnium Cultural: "Somos una nación. Nosotros decidimos". Montilla quiere desfilar con la bandera catalana como única pancarta y rechaza hacerlo en segunda fila como le han ofrecido los organizadores. Hasta mañana no se espera un acuerdo formal, pero fuentes del PSC dieron ayer por hecho que el desaguisado se resolverá favorablemente para los intereses de Montilla y habrá una cabecera con el presidente de la Generalitat en primer término. "No es de recibo que una manifestación de este tipo esté encabezada por alguien que no sea el presidente de la Generalitat", explicaron ayer fuentes socialistas y del departamento de Presidencia.
La solución pasaría por invertir las cabeceras y que Montilla y los representantes institucionales desfilaran por delante de la pancarta de los organizadores, que tampoco quieren renunciar a su lema. Otra opción abierta, pero que no convence al PSC, es una manifestación con dos cabeceras avanzando en paralelo. Montilla se ocupó ayer personalmente de limar asperezas con los organizadores, explicaron fuentes de Òmnium Cultural.
Montilla se enfrenta solo a este problema de última hora. Sus socios de ERC se sienten absolutamente cómodos con el lema "somos una nación", como también lo defiende Convergència i Unió. Quince intelectuales han puesto en marcha un manifiesto avalando las tesis de Montilla.
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