Dominic Adiyiah es una de las promesas surgidas del prolífico fútbol ghanés. Con sólo 20 años el delantero africano fue contratado por la Juventus, club para el que todavía no ha debutado. Su futuro tiene el potencial de ser brillante, pero deberá ser mucho más que eso para poder borrar, al menos por nuestros lares, su desde ahora histórica etiqueta como el hombre al que Luis Suárez y Fernando Muslera le negaron dos goles en la victoria celeste en los cuartos de final de Sudáfrica 2010.
Suárez grabó su nombre en la mejor historia de la forma menos esperada. No fue con un gran partido, como el que jugó ante Sudáfrica, o un gol espectacular, como el que hizo ante Corea del Sur. Fue con un penal que valió una roja.
Su atajada, a puro reflejo, será de lo que más se hablará esta tarde en nuestro país y en tantos otros. Así de determinante fue el manotazo de la figura del Ajax quien salvó sobre la línea, con el único recurso que tenía, el cabezazo con destino de gol de Adiyiah.
Fue todo un sufrimiento, para jugadores e hinchas, tanto la jugada del penal -un centro que Uruguay no pudo despejar y el propio Suárez salvó, antes de la mano, con las rodillas- como el remate posterior. Allí apareció el otro protagonista, Fernando Muslera. Y sus amigos, los palos.
El travesaño rechazó el tiro de Asamoah Gyan y mantuvo vivo el sueño, uno que Muslera se encargó de hacerlo realidad con dos intervenciones magníficas en la tanda de penales, la decisiva con la mano izquierda ante un remate de Adiyiah, el joven ghanés que de ahora en más soñará con las manos del Uruguay.
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