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sábado, 12 de diciembre de 2009

El ALBA, propuesta revolucionaria

Hace un lustro, surgió en la capital cubana la Alternativa Bolivariana de Nuestra América (ALBA), rubricada inicialmente por los mandatarios Hugo Chávez, de Venezuela y Fidel Castro, de Cuba, pero con bases y perspectivas que la proyectaban lejos hacia el futuro.

La iniciativa revertía enorme importancia para eludir las trampas que tendían a la región las recetas del libre mercado y, desde su rúbrica inicial, el proyecto quedó abierto para todos los países de la región que desearan integrarlo.

Mientras, Estados Unidos presionaba y empujaba en secretas conspiraciones a los gobiernos latinoamericanos para acelerar la firma de la llamada Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), cada vez con mayores críticos entre las organizaciones sociales, las pueblos y los partidos progresistas, los firmantes del ALBA publicaron inmediatamente, y de forma íntegra, los postulados que daban vida a la nueva institución internacional.

Su base pone el énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, en la verdadera integración de los países, la solidaridad y complementariedad de las economías y crea mecanismos para compensar los desequilibrios entre los países miembros.

Con la victoria de Evo Morales, Bolivia se incorporó en 2006. Luego lo haría Nicaragua y más adelante Antigua y Barbuda, Honduras, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Dominica. Se demostraban las ventajas reales que esos países veían en los nuevos mecanismos de integración nacidos en el seno de América Latina.

Existen ejemplos: la reconstruida refinería en Cienfuegos, Cuba. Los proyectos similares para Nicaragua y Ecuador. Las empresas gran nacionales ­en oposición a las transnacionales­ que surgen rápidamente y en diversas ramas como la energía, pesca, telecomunicaciones, minería, agricultura y otros sectores y benefician a más de un país, incluso sin ser miembro del ALBA.

Entre los grandes propósitos está la creación del Banco del ALBA para manejar sus propias finanzas, eliminar la dependencia del Fondo Monetario Internacional y financiar los proyectos en ejecución y que, según anunció Hugo Chávez en Caracas, será uno de los puntos a abordar en la venidera Cumbre de La Habana.

El otro gran paso, acompañante de la creación del banco, fue la decisión de establecer una moneda electrónica denominada Sucre (Sistema Unico de Compensaciones Regional de Pagos), que comience también a circular el próximo año y elimine la engorrosa dependencia del dólar en las transacciones entre los miembros.

Nació denominándose Alternativa, pero los avances en su estructura determinaron en la VI Cumbre de Maracay, en octubre pasado, cambiar su denominación por Alianza, pues el mecanismo de integración posee ahora consejos político, económico y social y adelanta los pasos para la fundación de una secretaría permanente.

Como dijo el presidente Hugo Chávez, existe la modificación de códigos, de sentido y de fondo, pues la institución integracionista pasó de ser propuesta teórica a plataforma política regional, geopolítica y de poder, en defensa de la independencia, la soberanía, la autodeterminación y los intereses de los pueblos que la constituyen.

Cinco años después hay mucho que festejar. La ALBA es una propuesta de integración enfocada para los países de América Latina y el Caribe que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. La VIII cumbre presidencial que se reúne por estas horas en La Habana analizará un tema crucial: el socialismo, como la verdadera respuesta a las demandas de los pueblos de la Patria Grande.

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