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viernes, 4 de septiembre de 2009

Un test coronario útil, pero no para todos

Cualquier método que ayude a prevenir los problemas cardiacos es, 'a priori', potencialmente útil para todas las personas que sufren o pueden llegar a padecer estas enfermedades. Sin embargo, utilizar ciertas pruebas diagnósticas de forma generalizada carece de sentido, sobre todo si, además de tener un alto coste, suponen algún peligro, por pequeño que sea. Éste es el caso de la medición del calcio de las arterias coronarias, que se realiza con escáner o TAC (Tomografía Axial Computerizada) y, por lo tanto, somete al paciente a radiación.
Un artículo que publica hoy '
The New England Journal of Medicine' ('NEJM') repasa las actuales indicaciones de dicha técnica. Su autor, Robert Bonow, de la Universidad del Noroeste de Chicago (Estados Unidos), apoya su argumentación en un ejemplo: un hombre de 52 años se ha enterado de la existencia de la prueba y acude a la consulta de su médico para solicitar que se la prescriba. En principio, se trata de un individuo con un riesgo cardiaco bajo, según los parámetros habituales de medida, aunque no realiza ejercicio regularmente; tiene el colesterol un poco elevado y su padre - que era fumador empedernido- murió por un infarto de miocardio. ¿La realización de un TAC para medir el calcio de sus coronarias le evitará futuros problemas de corazón?
La respuesta es un rotundo "no", por diversos motivos. Bonow explica que, aunque se ha constatado que la presencia del mineral en las arterias es un claro indicador de la existencia de obstrucción (aterosclerosis), de ahí a pronosticar un evento cardiaco, más o menos inminente, hay todavía un trecho considerable.
De hecho, los estudios post mórtem de pacientes con problemas de corazón muestran que la cantidad de calcio aumenta a medida que la oclusión de sus vasos crece. Pero también es posible encontrar placas de ateroma sin rastro aparente de la sustancia en sujetos que han sufrido un infarto.
Por otro lado, diversos estudios muestran que la realización de la prueba a personas con un bajo riesgo, en función de factores como su presión arterial, colesterol o glucosa en sangre, no conduce a una reducción ni de la mortalidad ni de las complicaciones cardiacas, ya que no hay evidencias científicas que lleven a instaurar intervenciones preventivas concretas.
En el extremo opuesto, quienes se encuentran en el grupo de mayor peligro no tienen por qué recibir una dosis extra de radiación, puesto que en ellos ya es imperativo poner en práctica 'medidas de contención', que van desde la mera administración de fármacos hasta la realización de un cateterismo.
Aquéllos con un riesgo intermedio son, tal vez, los que pueden obtener beneficios más palpables. La determinación del calcio coronario "podría ser una opción en pacientes seleccionados de forma apropiada que tengan múltiples factores de riesgo", opina el autor del artículo. En este contexto, los resultados del test tendrían una aplicación directa: tomar la decisión de intensificar, o no, las terapias que se administran.

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