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viernes, 4 de septiembre de 2009

Aumenta el uso de fármacos antiobesidad entre los niños británicos

"Hoy tengo clase de matemáticas, dentista, y en la cena, que no se me olvide la pastilla para adelgazar". Según muestra un estudio, esta es la realidad de cientos de niños británicos, para quienes los fármacos antiobesidad son una rutina más en el día a día. Un trabajo ha puesto de manifiesto que el consumo de estos medicamentos se ha incrementado considerablemente en los últimos años, pese a no estar indicados específicamente para la población infantil.
Los autores de este trabajo, miembros de la Universidad de Londres, analizaron las recetas de este tipo de fármacos realizadas en distintas clínicas de atención primaria del país (cubrían aproximadamente al 5% de la población) entre 1999 y 2006.
Pese a que orlistat y sibutramina sólo están indicados en Reino Unido para adultos, las autoridades sanitarias del país autorizaron su uso para el tratamiento de niños y adolescentes obesos aunque sólo "en determinadas circunstancias".
La realidad es que, desde la introducción de estos fármacos en el mercado "su uso creció de forma muy rápida", comentan los investigadores, quienes observaron que el consumo en 2006 era 15 veces mayor al registrado en 1999.
En este periodo, un total de 452 niños y adolescentes -la mayoría chicas- recibieron 1.334 recetas de fármacos antiobesidad (principalmente orlistat y sibutramina).
Abandono del tratamiento
La investigación también puso de manifiesto que el seguimiento de la medicación era muy pobre. "Sólo el 25% de quienes tomaban orlistat y el 35% de los que estaban en tratamiento con sibutramina continuaron con la terapia durante más de tres meses, periodo que se considera adecuado para comprobar sus beneficios clínicos", apuntan los investigadores.
Aunque no disponen de información sobre las razones de este abandono, los investigadores sugieren que estos datos "probablemente reflejen tanto una eficacia terapéutica pobre, como una falta de educación y preparación al paciente antes de la prescripción".
Al extrapolar sus datos a la población general, estos autores apuntan que, en realidad, alrededor de 1.300 niños británicos al año podrían estar recibiendo fármacos antiobesidad.
En sus conclusiones, los investigadores remarcan que, dada la extensa utilización de los fármacos entre la población infantil, se hacen más que necesarios nuevos trabajos que estudien a fondo la seguridad y la efectividad específica de estos medicamentos en esta población y que, por otro lado, analicen las causas del rápido abandono de los tratamientos detectado.
La situación en España
Aunque no hay estudios similares sobre el consumo infantil de estos fármacos en España, parece que la situación en nuestro país es bien distinta a la del Reino Unido.
Empar Lurbe, jefa del servicio de pediatría del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia e investigadora del Centro de Investigación en Red sobre obesidad y nutrición (CIBERobn), señala que estos medicamentos sólo se indican en casos excepcionales. "Generalmente en niños con otros problemas asociados, y únicamente cuando ya se han aplicado cambios en sus hábitos", comenta. "Nunca es la primera opción y, realmente, se lleva a cabo en muy pocos chicos", insiste.
Lurbe, que está al frente del programa ETIOBE, una iniciativa que utiliza las nuevas tecnologías para personalizar los tratamientos y aumentar la motivación y el seguimiento de las terapias en menores con obesidad, asegura que "la solución a estos problemas nunca es una pastilla".
Según sus palabras, "la clave está en aprender a comer bien y a llevar una vida activa", lo que muchas veces exige a los especialistas un enfoque multidisciplinar (endocrinos, pediatras, psicólogos, etcétera) y la implicación de todo el entorno del afectado.

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