El bisonte europeo se encuentra en serio peligro. Actualmente sólo quedan dos manadas salvajes en toda Europa. Ambas viven en el bosque de Bialowieza, una reserva que se encuentra en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, y por tanto separadas por una valla. Aunque el número de ejemplares en libertad está en torno a 800, el problema reside en su escasa diversidad genética, que reduce su número a una población efectiva de 25 ejemplares.
Se considera que una especie deja de estar en peligro de extinción cuando tiene una población efectiva de un mínimo de 50 ejemplares con los que evitar la endogamia. De ahí la falta de esperanza de los conservacionistas: al no haber diversidad genética, la supervivencia de la especie está más que comprometida.
Con sus 3 metros de largo, 2 metros de alto y 900 kilogramos de peso, el bisonte europeo Bison bonasus es el mamífero más grande del continente europeo. Sin embargo, su talla no le ha valido para librarse de una cruenta Historia.
Durante cientos de años fue una especie protegida en muchas partes de Europa, ya que varias monarquías, entre ellas la rusa, consideraban un deber su protección. Pero con el comienzo del siglo XX vino la Primera Guerra Mundial y debido a su carne y a su piel, los bisontes se pusieron en el punto de mira de muchos cazadores furtivos. En 1919 ya no quedaba ninguno en libertad.
Hacia 1920, naturalistas y biólogos se encargaron de reconstruir poblaciones con algunos ejemplares que habían quedado en zoológicos y colecciones privadas. Y aunque se recuperaron 54 animales tras la Gran Guerra, sólo cuatro machos, y tres hembras se destinaron a este fin, ha dicho Malgorzata Tokarska, del Instituto de Investigación de Mamíferos de la Academia Polaca de Ciencias, en Bialowieza, Polonia, a la BBC.
Así que a pesar de la buena voluntad de los conservacionistas de la época, hoy ha surgido un gravísimo problema al comprobar que todos los descendientes vivos de aquellos provienen en realidad de un único macho. Y es más, el 90% de los genes los han heredado de dos únicos ejemplares. Por eso, aunque el número haya crecido, su población efectiva es de 25.
"Podemos fingir que tenemos un gran plan, pero honestamente, no hay mucho que podamos hacer. No podemos enriquecer la genética de nuevas crías porque no tenemos material, todo procede de los mismos siete ejemplares utilizados en los años 20. En estos momentos, lo mejor es cuidar el entorno natural en el que viven y ampliarlo", admite la investigadora.
Aun así, no se conforma. Tokarska está empezando a analizar la otra manada, ya que aunque proceden de los mismos animales, el otro rebaño tiene algunas pequeñas diferencias genéticas. Si se confirma, puede ser una posibilidad para seguir mejorando la especie y aumentar su supervivencia.
Se considera que una especie deja de estar en peligro de extinción cuando tiene una población efectiva de un mínimo de 50 ejemplares con los que evitar la endogamia. De ahí la falta de esperanza de los conservacionistas: al no haber diversidad genética, la supervivencia de la especie está más que comprometida.
Con sus 3 metros de largo, 2 metros de alto y 900 kilogramos de peso, el bisonte europeo Bison bonasus es el mamífero más grande del continente europeo. Sin embargo, su talla no le ha valido para librarse de una cruenta Historia.
Durante cientos de años fue una especie protegida en muchas partes de Europa, ya que varias monarquías, entre ellas la rusa, consideraban un deber su protección. Pero con el comienzo del siglo XX vino la Primera Guerra Mundial y debido a su carne y a su piel, los bisontes se pusieron en el punto de mira de muchos cazadores furtivos. En 1919 ya no quedaba ninguno en libertad.
Hacia 1920, naturalistas y biólogos se encargaron de reconstruir poblaciones con algunos ejemplares que habían quedado en zoológicos y colecciones privadas. Y aunque se recuperaron 54 animales tras la Gran Guerra, sólo cuatro machos, y tres hembras se destinaron a este fin, ha dicho Malgorzata Tokarska, del Instituto de Investigación de Mamíferos de la Academia Polaca de Ciencias, en Bialowieza, Polonia, a la BBC.
Así que a pesar de la buena voluntad de los conservacionistas de la época, hoy ha surgido un gravísimo problema al comprobar que todos los descendientes vivos de aquellos provienen en realidad de un único macho. Y es más, el 90% de los genes los han heredado de dos únicos ejemplares. Por eso, aunque el número haya crecido, su población efectiva es de 25.
"Podemos fingir que tenemos un gran plan, pero honestamente, no hay mucho que podamos hacer. No podemos enriquecer la genética de nuevas crías porque no tenemos material, todo procede de los mismos siete ejemplares utilizados en los años 20. En estos momentos, lo mejor es cuidar el entorno natural en el que viven y ampliarlo", admite la investigadora.
Aun así, no se conforma. Tokarska está empezando a analizar la otra manada, ya que aunque proceden de los mismos animales, el otro rebaño tiene algunas pequeñas diferencias genéticas. Si se confirma, puede ser una posibilidad para seguir mejorando la especie y aumentar su supervivencia.
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