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jueves, 2 de julio de 2009

El sueño tricolor cayó por sus propios defectos

Nacional dejó escapar el sueño de la Libertadores, uno que hacia 21 años que no estaba tan cerca, al caer en casa 1 a 2 ante Estudiantes de La Plata cuando el resultado de la ida lo obligaba a ganar.
Los tricolores lamentarán el error de Sebastián Coates en la salida, ése que le permitió a Mauro Boselli abrir el marcador a los 52 minutos, pero no es posible obviar que con la responsabilidad de buscar el arco adversario, hasta el gol del rival, apenas pudieron generar situaciones de peligro.
Ha sido la otra cara de este exitoso Nacional 08/09, el que está peleando el Uruguayo e hizo historia retornando a las semifinales de la Libertadores. El equipo de Pelusso no juega bien. En su mejor expresión es efectivo, sólido en defensa y con una gran respuesta anímica que le ha servido para soportar más de un contratiempo. De fútbol, poco.
Esta noche, realmente obligado a ganar por primera vez en su campaña copera, sus defectos superaron a sus virtudes.
Pelusso probó con "Matute" Morales y Mondaini desde el inicio, pero el primero se perdió en la desprolijidad de sus compañeros durante los 45’ iniciales y el segundo, llamado a ser titular en un partido clave pese a su falta de continuidad, fue demasiado liviano.
El primer tiempo fue el guión perfecto para Estudiantes. Nacional chocó contra la solidez de la zaga rival y el muy buen arquero que es Mariano Andujar fue un espectador.
Los de La Plata se hicieron del partido rápidamente y llevaron serio peligro al arco de Muñoz en un par de ocasiones en las que la defensa tricolor demostró que no estaba en sincronía. El arquero tricolor salió lejos de su arco para cortar un pase de gol con destino a Boselli y luego interceptó con sencillez una mala decisión de Enzo Pérez que se había colado con facilidad dentro del área.
Los tricolores se repetían en faltas cercanas al área que Estudiantes, para fortuna tricolor, no supo aprovechar. Gastón Fernández, clave, fue muy molesto para la zaga de Nacional.
El periodo inicial se escapó con la decepción de los más de 50 mil espectadores que le dieron un marco sensacional a una semifinal muy esperada. Los hinchas recibieron a su equipo con un espectáculo de luces y colores pero no encontraron respuesta en la apatía futbolística del equipo dentro de la cancha.
Pelusso envió a Nicolás Lodeiro por Ángel Morales en el complemento, una clara señal que la apuesta del inicio había sido un fracaso, pero una lectura equivocada del juego. El cambio de fichas no dio resultado.
Y a los 52’ llegó el baldazo. Coates quiso salir jugando pero Gastón Fernández le robó el balón y habilitó a Mauro Boselli. El delantero tomó mal parado a todo el fondo, quedó de cara ante Muñoz y, aprovechando el pique del balón, definió por sobre el cuerpo del portero.
No se hizo esperar el cambio ofensivo (Santiago García por Federico Domínguez y luego Álvaro Fernández por el hoy desaparecido Matías Rodríguez) y ahí sí, obligado a anotar tres goles, Nacional empujó a su rival dentro del área.
Del otro lado Estudiantes se cansó de desaprovechar oportunidades de anotar el segundo, como si le sobrara confianza en que su arco, invicto por más de 800 minutos, no corría riesgo alguno de caer en tres ocasiones en sólo media hora.
Nacional fue, una vez más, ganas y poco fútbol. Esta vez no fue suficiente. Ni el gol de Alexander Medina –paró de pecho dentro del área, giró hacia su pierna hábil y fusiló a Andujar- sirvió más que para acabar con la estadística del arco pincharrata.
En los descuentos Salgueiro habilitó a Boselli quien marcó el segundo y le permitió a Estudiantes, el equipo que no contó con Juan Sebastián Verón, meterse en su quinta final de Libertadores (ganó tres y perdió una) con una victoria en el Centenario.
Con una noche pesíma, Nacional dio por terminada una campaña que, con el paso de los días y menor amargura, será recordada como histórica. Los tricolores volvieron a meterse entre los grandes del continente.
Sin dudas que este equipo tiene mucho para mejorar –también lo tiene el Estudiantes finalista- pero para los 51 mil espectadores que fueron hoy al Centenario su Libertadores 2009 será una campaña para el recuerdo o, mejor aún, quizás el principio del retorno del fútbol uruguayo a los sitiales más importantes de América.

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