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viernes, 17 de enero de 2014

La fiscalía acusa de homicidio a ocho ‘mossos’ por el ‘caso Raval’

La fiscalía ha pedido que se juzgue, por un delito de homicidio, a ocho de los mossos imputados en el caso Raval. En una comparecencia para delimitar los hechos delictivos -a la que han asistido los agentes implicados- el ministerio público ha concluido que un jurado popular debe decidir si los policías son responsables de un delito contra la vida. Si ese delito es “doloso o imprudente”, matiza la fiscal, dependerá de las últimas diligencias que deban practicarse antes de llegar a juico. Los hechos ocurrieron la noche del pasado 5 de octubre en el barrio del Raval de Barcelona, cuandoJuan Andrés Benítez falleció tras ser reducido violentamente por la policía. A esos ocho mossos, la fiscal les acusa también de un delito de torturas
Según el escrito presentado ante la juez de instrucción, la actuación policial fue “excesiva, desproporcionada y desmesurada”, tanto por su duración (alrededor de 15 minutos), como por “el número de mossos” que intervinieron (ocho en total), así como por “la fuerza física” que ejercieron sobre la víctima. Durante la operación, los agentes “provocaron a Benítez un estrés que, unido a los golpes, puñetazos, rodillazos y patadas” que le propinaron “llevaron a aquel a un estado de inconsciencia y a una situación de parada cardiorrespiratoria”. Pese a estar “totalmente inerte”, Benítez “fue introducido por los imputados en el vehículo policial” esposado y con los pies sujetos a las manos por la espalda.
Aunque no tenían la “intención directa” de acabar con la vida de Benítez, todos los imputados “fueron conscientes” del riesgo que las maniobras de reducción suponían para su integridad física. “De común acuerdo y con unidad de propósito delictivo”, sostiene la fiscal, “colocaron a la víctima en una clara situación de riesgo y peligro que podía desembocar en su fallecimiento”. La fiscal enumera una larga lista de circunstancias por las que considera que los mossos fueron conscientes de ese riesgo: la “desproporción” de los golpes, que fueron “excesivos”; el uso de la porra; los “continuos gritos y lamentos” de la víctima o “la prolongación” de la reducción “incluso cuando Benítez había dejado de gemir”.
Para acabar de esclarecer los hechos -y determinar si fue un homicidio intencionado o imprudente- la fiscal pide que se tome declaración a El Yazid A., el hombre que peleó con Benítez antes de la llegada de la policía, y a los forenses que elaboraron el informe. En esa pericial, atribuían la muerte del empresario a cuatro factores: el “estrés” provocado por la actuación policial, los golpes propinados, una dolencia cardíaca previa y el consumo de cocaína; todo ello provocó, según los forenses, la parada cardiorrespiratorio que acabó con la vida de Benítez.
La fiscal del caso considera que otros dos agentes cometieron los delitos de obstrucción a la justicia al arrojar una botella de agua sobre el charco de sangre que había dejado el cuerpo de Benítez en la calle de Aurora. Además, pide que se juzgue por coacciones a una agente femenina que pidió a una ciudadana las imágenes de lo ocurrido y no hacer nada por impedir que las borrara. “Lejos de indicarle si podía facilitar a la policía el material gráfico” para esclarecer los hechos, la agente se limitó a permitir que la mujer borrara las fotografías, lo que “obstaculizó” la investigación y cometió un delito de coacciones.
En su escrito, la fiscal traza su relato de lo que ocurrió aquella noche en la calle de Aurora. Alrededor de las 22 horas, Benítez “comenzó a golpear un vehículo” donde viajaba Fátima A., a la que “profirió expresiones tales como te voy a matar”. El empresario del Gayxample“llegó a agredirla” y le ocasionó “lesiones de carácter leve”. El hijo de Fátima A. alertó al padre, El Yazid A., que bajó del piso a la calle y “se enfrentó” a Benítez “para proteger la integridad física de los miembros de su familia”, sigue el fiscal. El Yazid A. fue imputado inicialmente por la muerte de Benítez, aunque poco después, cuando un informe policial alertó de los golpes de los Mossos, fue exonerado. Las lesiones provocadas por el hombre a Benítez fueron “de escasa entidad”, recuerda la fiscal.
La fiscal añade que, tras el enfrentamiento, Benítez y El Yazid A. “permanecieron tranquilos en el lugar a la espera de la llegada de la policía”. Cuando llegaron los primeros agentes, el empresario “abandonó el lugar”, por lo que “se le dio el alto con el fin de proceder a su identificación, a lo cual hizo caso omiso”, siempre según el relato de la fiscalía. Una agente femenina le cogió del brazo para evitar que escapara y Benítez “se revolvió e intentó liberar, produciéndose un forcejeo entre ambos”. Ese incidente fue, de hecho, el que originó que el resto de agentes se abalanzaran sobre Benítez, reconoce el escrito. En concreto, uno de los agentes “efectuó una acción consistente en dar varias patadas a Benítez” que le hicieron caer al suelo.
Cuando el hombre estaba en el suelo, boca arriba, los agentes “comenzaron a efectuar maniobras de contención y reducción”. Otros cuatro policías “se sumaron a estas maniobras” y, tras darle la vuelta, lograron ponerle las esposas. Durante esas maniobras, sigue la fiscal, los agentes utilizaron la defensa “en posición horizontal” y utilizaron la fuerza de forma excesiva.
La fiscal también reprocha que, pese a la presencia de las ambulancias del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), los agentes no pidieron a los técnicos que asistieran a Benítez “hasta que éste, esposado y con los pies sujetos a las manos por atrás”, fue introducido en el vehículo policial “inerte”. “La gravedad de su estado” motivó que fuera desatado y atendido por los técnicos. El escrito sigue las conclusiones de los forenses sobre la causa de la muerte de Benítez: las lesiones que le provocaron, especialmente “en el macizo cráneo-facial”, junto a una enfermedad cardíaca previa, el consumo de cocaína anterior junto el estrés de la contención “determinaron la parada cardíaca, falta de riego al cerebro y, por consiguiente, el fallecimiento de Juan Andrés Benítez” unas horas después, en el hospital Clínico.

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