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viernes, 27 de diciembre de 2013

El Papa rezará para que los pobres pierdan el apetito para acabar con el hambre mundial

El Vaticano acaba de anunciar oficialmente la que podría ser la oración más importante de la historia del catolicismo y la celebración de una de las ceremonias más largas y espectaculares desde que los primeros brujos comenzaron a estafar a sus congéneres. Al parecer, después de que la Iglesia haya estado orando inútilmente durante varios siglos para que se terminase el hambre en el mundo, el nuevo Papa Francisco cree haber encontrado finalmente una manera radical, y también sencilla, para solucionar el ancestral problema: Erradicar el voraz apetito de los desgraciados. “Ahora vamos a ir al fondo del problema”, ha dicho el Pontífice.
La original y divertida rogativa se elevará a Dios mediante una espectacular misa cuyo altar medirá setenta y siete kilómetros de longitud y noventa y cinco metros de altura. Estará construido con oro, plata e inocencia proveniente de las donaciones de millones de fieles de todo el mundo, y tendrá espacio para noventa y siete mil sacerdotes sin ropa interior y doscientos cincuenta y cuatro mil monaguillos. El Sumo Pontífice ocupará el lugar central del altar, que dispondrá de minibar y bidet, y concentrará toda la formidable energía de la liturgia para que la plegaria se proyecte al cielo a través de su báculo y rebote luego directamente al duodeno de todos y cada uno de los hambrientos del mundo.
“Si todo va bien y no hay interferencias en la troposfera”, asegura Francisco, “los pobres perderán el apetito el jueves que viene por la mañana”.

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