Lo que parecía una idea demasiado ambiciosa ya es una realidad. En la hora simbólica de las 17.14 horas, y pese a la amenaza constante de lluvia -aunque a última hora ha salido el sol-, más de 400.000 personas han enlazado sus manos para formar una larga cadena humana que ha invadido todo el territorio catalán de norte a sur, desde El Pertús, localidad francesa fronteriza con La Jonquera, hasta Vinarós, ya en Castellón, pasando buena parte de la costa catalana. Tras una jornada matinal protagonizada por los políticos y los actos institucionales,
el protagonismo de la Diada lo han tomado por la tarde -como ya ocurrió
el año pasado- los ciudadanos participando en la llamada Via Catalana que ha cruzado un total de 86 municipios.
Las imágenes aéreas de televisión a media hora del punto horario simbólico ya mostraban cómo se iba dibujando una enorme cadena amarilla
en los puntos más neurálgicos del territorio, a lo largo de casi 800
tramos situados en su mayoría siguiendo las carreteras N-II y N-340. De
esta forma; la Sagrada Família, la playa de Barcelona, el Camp Nou, la
catedral de Girona, el Teatre-Museu Dalí de Figueres, la autovía del
Maresme, el arco de Berà de Tarragona, el puente sobre el Ebro de
Amposta y otros muchos lugares de postal han sido escenario de una
masiva manifesrtación pacífica. La plaza Catalunya, epicentro, donde se
celebran los actos de la cadena, presentaba un lleno absoluto a una hora
del inicio. Puntualmente, han repicado las campanas de la Seu Vella de
Lleida, que han marcado el inicio de la Via como compensación por ser la
única provincia por la que no transcurre. Y la cadena se hizo.
Tras
darse las manos, en plaza Catalunya se han podido escuchar las famosas
palabras que el violoncelista Pau Casals pronunció ante la sede central
de las Naciones Unidas en 1971, proclamando que Catalunya fue la mayor
nación del mundo. En la ceremonia en el centro barcelonés, el Orfeó
Català ha interpretado la Novena Sinfonía de Beethoven -himno de la UE- y el Cant de la Senyera.
Los parlamentos han ido a cargo del filósofo Xavier Rubert de Ventós,
desde El Pertús; la actriz Marina Comas, desde Amposta, y la presidenta
de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), Carme Forcadell, desde la plaza Catalunya.
En
su arenga, una emocionada Forcadell ha reclamado "coraje y valentía" a
los políticos para encarar el proceso soberanista y ha reclamado una
consulta para 2014 "sin más dilación". "Ante acciones históricas, son
necesarias decisiones históricas", ha proclamado. Sus palabras han
acabado con la interpretación solemne del himno catalán Els Segadors.
La
cadena se ha desarrollado "sin incidentes", según ha indicado en un
comunicado el departamento de Interior de la Generalitat. El ambiente ha
sido festivo y familiar y se han producido importantes muestras de
cultura popular catalana: castellers, sardanes, gegants... El uniforme
oficial -el amarillo y la estelada- ha sido el mayoritario.
Aunque el protagonismo se lo ha llevado la gente, muchos políticos se
han sumado a la cadena. La mayoría, de CDC, ERC y la CUP, aunque también
de UDC, PSC o ICV-EUiA. Cabe destacar la presencia de la vicepresidenta
del Govern, Joana Ortega; el conseller portavoz, Francesc Homs, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. Una presencia no esperada ha sido la del expresidente catalán socialista, Pasqual Maragall, que ha acudido en el tramo del paseo de Gràcia de Barcelona.
Aunque
estas últimas semanas se temió por el éxito de la convocatoria al
quedar tramos vacíos en territorios con muy poca densidad de población,
especialmente en las Terres de l'Ebre, los llamamientos de última hora
han surtido efecto y los catalanes se han desplazado masivamente a todos
los tramos, cosa que, por cierto, ha provocado importantes retenciones durante toda la mañana, especialmente en la provincia de Tarragona.
De esta forma, la imagen que quería proyectar la organización de la cadena, la Assemblea Nacional Catalana (ANC),
y a la que no ha renunciado el Govern de la Generalitat, ya está en los
principales periódicos y medios de comunicación internacioneles. El
mundo habrá podido pues observar y sacar sus conclusiones, deseo que expresaba por la mañana el presidente Artur Mas.
También Moncloa y el mismo Palau de la Generalitat, a buen seguro,
tomarán nota de la capacidad de convocatoria que tiene el soberanismo
catalán. Ningún otro movimiento político en Catalunya es capaz de
movilizar a tantas personas en torno a una sola idea. Además, una cadena
de estas características, que reclamaba una alta capacidad de
organización logística, tenía muchas opciones de fracasar después del
éxito de la manifestación masiva de la pasada Diada, que muchos vieron
como un calentón patriótico. Nada más lejos de la realidad: los
catalanes que se han sentido aludidos han acudido puntualmente a sus
tramos y han invadido de ambiente festivo y familiar una Diada
meteorológicamente gris.
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