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viernes, 12 de julio de 2013

Una Blancanieves no apta para menores de edad

Atrás quedó la diligente Blancanieves que limpiaba la cabaña de los siete enanitos en el bosque y los esperaba con la cena caliente sobre la mesa mientras era acechada por la malvada bruja. La versión del cuento de los hermanos Grimm del siempre provocador y transgresor artista contemporáneo Paul McCarthy no tienen precedentes. Es una mezcla de sexo, violencia y provocación no apta para menores.
WS, de Paul McCarthy | PAA (JE)WS (por Snow White o White Snow, Blancanieves en inglés) es una sátira demente de la Blancanieves de Disney. Agregando un toque de malicia a personajes que han sido tradicionalmente puros e inocentes, McCarthy teje en el Park Avenue Armory de Nueva York un enorme bosque fantástico, con proyecciones de vídeo grotescas de personajes icónicos que juegan fuera de su propio drama de cuento de hadas en una réplica de la casa de la infancia del artista.
McCarthy "comenzó a desarrollar una conexión entre Blancanieves y su madre" desde muy niño, asegura Damon McCarthy, su hijo y colaborador en esta pieza. "Creo que fue entonces cuando inició la relación entre su infancia y la imagen del personaje".
La pieza "satiriza el sueño americano y sus iconos más entrañables" bombardeando al espectador con una sobrecarga sensorial de imágenes de violencia, actos sexuales y la manipulación de excrementos, que obliga al visitante a reconocer el retorcido interior que puede haber en los ídolos de la cultura popular, explica la oficina de prensa del Park Avenue Armory.

Un bosque de excesos


La instalación de McCarthy gira en torno a un gigantesco bosque artificial lleno de árboles de cerca de 10 metros de altura e imponentes y coloridas flores de gran tamaño que se extienden a lo largo de un exuberante paisaje. En el centro de la instalación se ubica un rancho amarillo de más de 800 metros cuadrados inspirado en la casa en la que McCarthy pasó sus años de infancia.
Walt Paul (McCarthy)Ocho pantallas de gran formato rodean la instalación, y en ellas se proyectan siete horas de vídeo rodadas al interior de la casa. Las escenas contienen una variación de los tradicionales cuentos de hadas con alto contenido sexual.
Las historias están protagonizadas por Walt Paul, interpretado por McCarthy, un personaje que hace alusión a Walt Disney y constituye una amalgama de la personalidad del artista con los arquetipos de un productor de cine, un artista, un padre, entre otros roles.

El personaje de Blancanieves es un cúmulo de contrastes. La imagen de la mujer representa a la vez el ideal de virgen y de arpía, una hija como una princesa de cuentos de hadas.
Enanos, el Príncipe, Blancanieves y otros personajes forman parte de la acción que termina por convertirse en una bacanal formada por un entrecejo de historias y personajes icónicos que mantienen relaciones sexuales entre ellos.
"Yo sabía desde antes que este tema iba a cruzar líneas, líneas en temas como la violencia sexual", afirmó McCarthy, "porque yo iba a hablar sobre eso". La controvertida obra, no sólo ha dado de qué hablar en la Gran Manzana, sino que se ha convertido en la segunda exhibición de arte más visitada de la ciudad. Desde su apertura, el 19 de junio, la instalación ha recibido 11.000 visitantes, y seguirá abierta hasta el próximo 4 de agosto.

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