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sábado, 13 de julio de 2013

El encierro de Pamplona vive el peor tapón en décadas

El acceso a la plaza de toros de Pamplona se ha convertido en una ratonera, en una trampa para los corredores que intentaban llegar al ruedo. Decenas de mozos han resultado aplastados por una gran masa humana que ha colapsado el último tramo del callejón, justo antes de pisar el albero, hasta impedir el acceso de toda la manada, que ha permanecido pisoteando a los jóvenes sin lanzar cornadas.
Un total de 23 personas han sido hospitalizadas al resultar heridas tras una carrera dramática y angustiosa. De entre todos ellos destaca la situación de J. M. R., de 19 años, que se encuentra muy grave y sufre traumatismo torácico y síndrome de asfixia. El joven de Vitoria recibe ventilación mecánica en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro B del Complejo (antiguo Hospital de Navarra).
Hay un segundo paciente, irlandés de 28 años, que también presenta síndrome de asfixia, pero de menor gravedad. Además, hay dos heridos por asta de toro, aunque su estado no reviste peligro y una persona que ha sufrido un infarto al lado del callejón.
La Junta Local de Protección Civil de los Sanfermines se ha reunido este sábado para analizar lo ocurrido y analizar cuáles han sido las razones que han provocado el tapón en la entrada al coso pamplonés y sus consecuencias.
La situación ha sido dramática: algunos trataban de sacar a los que estaban debajo sin conseguirlo. Es difícil determinar cuántas personas estaban atrapadas. ¿Y cómo empezó todo? Pues más de un minuto antes de que los toros llegasen a la plaza: la marea de jóvenes que querían entrar a la plaza sin intención de correr el encierro fue tropezando y creando una monumental montonera.
Otro de los momentos dramáticos que se ha vivido en el callejón. | RTVE
Otro de los momentos dramáticos que se ha vivido en el callejón. | RTVE
Los rostros de los que se veían allí, sin posibilidad de salir, mostraba la angustia y el dramatismo propios del momento. Por detrás, los toros y los cabestros trataban de hacerse hueco y atravesar la barrera humana, sin conseguirlo. El arenero tomó una decisión acertada: abrir paso a la manada por el callejón del ruedo, lo que fue una solución perfecta, ya que los toros finalmente consiguieron llegar a los toriles sin provocar más incidentes.
Según las primeras impresiones de expertos en el encierro, el último cordón de la Policía Foral que controla el acceso a la plaza de toros, que es la última barrera de la carrera, habría apurado demasiado el tiempo de retención de los corredores que se han acumulado en masa ya en ese último punto.
Es norma que al deshacerse la barrera de 16 policías, la formación se rompa en 8 y 8 para acceder a la plaza: cada octava por una lado y otro del callejón. Pero como la avalancha les seguía de tal modo, una de las dos puertas que conforman el portón fue imposible de volverse a abrir, con lo que sólo quedó el 50% libre de la entrada.
Según testigos presenciales, la montonera se produce con anterioridad a la llegada de los toros de Fuente Ymbro a la plaza que aún doblaban por Estafeta. La habitual masificación de los fines de semana ya se preveía fuerte por la festividad del 14 de julio en Francia que pasa al lunes 15 formando puente.
Las versiones de profesionales de la plaza coinciden en la angustia vivida durante tres y cuatro minutos con los toros estrellándose contra la barrera humana. Y en la valiente acción de un arenero que decidió tirar con los toros por el callejón.

Durante el encierro se vieron carreras perfectas

Antes, el encierro había sido espectacular, con muchos momentos de peligro por la propia inercia de la carrera y también por la velocidad de los de Fuente Ymbro.
En Santo Domingo se ha podido ver carreras perfectas, a todo trapo, pero sin dejar heridos. Varios corredores han sido arrollados. Uno de repente se ha visto en medio de la manada y ha ido rebotando entre los lomos como si estuviera en un pin ball, sin mayores consecuencias.
Los toros pronto tomaron el mando y encabezaban el grupo a buena marcha, poniendo a prueba a los que trataban de correr.
En la Estafeta es donde se han visto las mejores carreras: la manada marchaba como un rosario y era relativamente sencillo ir de toro en toro, multiplicando la emoción. El mayor problema eran las caídas, los pequeños montones de corredores que se formaban, ya que los de Fuente Ymbro marchaban con mucha nobleza y no lanzaban derrotes.
En el tramo de Telefónica se ha dado una circunstancia curiosa: al menos tres de los toros han tropezado y se han desplomado completamente, parando la carrera. Unos metros más allá estaba el infierno del montón, ante el que se han vivido situaciones completamente extraordinarias: mozos que corrían contra el sentido de la marcha y se encontraban con los toros que iban llegando uno a uno; los más experimentados buscaban rápidamente en el callejón las gateras, esos huecos pegados al suelo que permiten la huida, y otros que veían lo que sucedía trataban de alertar a los que llegaban.

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