Hacer callar a un gallo o urgir a un marido rellenito
que haga deporte son algunas de las peticiones más descabelladas que
recibieron las embajadas británicas durante los últimos 12 meses, según
reveló el jueves el ministerio de Relaciones Exteriores en Londres.
Un hombre pidió al personal consular que le tradujera una frase que
deseaba tatuarse en el cuerpo mientras que otro solicitó a la embajada
de Estocolmo para que comprobara las informaciones personales de una
mujer a la que había conocido en internet.
Diplomáticos británicos en varios países fueron interrogados sobre el
mejor lugar para mirar la retransmisión de un partido de fútbol
mientras que otros fueron literalmente acosados por personas deseosas de
saber cómo obtener entradas para los Juegos Olímpicos que tuvieron
lugar en Londres el pasado verano.
Una mujer llamó a la embajada de Tel Aviv esperando que ésta instara a
su marido a ponerse en forma y comer más sano para que lograran tener
un hijo.
En Camboya, un británico hospitalizado después de haber resultado
herido por una piedra que hizo caer un mono recurrió a los servicios de
la embajada para que le ayudaran a obtener una indemnización en concepto
de daños y perjuicios.
El consulado de Montreal fue interrogado por su parte por un hombre
que quería saber el color del pasaporte británico tras una apuesta.
Para hacer frente al número considerable de demandas no
administrativas recibidas por las misiones diplomáticas británicas del
sur de Europa, el ministerio de Relaciones Exteriores abrió en febrero
un centro especial en Málaga, en el sur de España.
En total, 39% de las 131.211 llamadas recibidas por ese centro eran para "preguntas sobre vida cotidiana".
"Una parte de las preguntas formuladas por ciudadanos británicos el
año pasado eran como mínimo extrañas", declaró Steve Jones, responsable
de este centro.
"Una persona nos contactó para pedirnos si podíamos darle el nombre
del reloj que llevaban los marinos de la Royal Navy entre 1942 y 1955",
dijo.
"Es importante que la gente entienda lo que podemos o no podemos
hacer para ayudarles cuando están en el extranjero", declaró Mark
Simmons, secretario de Estado de Asuntos Consulares.
Cada año, "varios miles de ciudadanos británicos confrontados a
graves dificultades en todo el mundo" reciben ayuda del personal
diplomático, recordó.
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