La tuberculosis, una de las llamadas 'enfermedades de los pobres', es una de las afecciones bacterianas más letales del mundo y la segunda causa mundial de mortalidad,
tras el VIH, producida por un agente infeccioso. A pesar de que en las
dos últimas décadas se ha logrado reducir el índice de mortalidad a casi
la mitad, la tuberculosis todavía mata a 1,4 millones de personas cada año, el 95% de las cuales viven países en vías de desarrollo.
En vísperas del Día Mundial de la Tuberculosis, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Mundial contra la Tuberculosis, la
Malaria y el Sida solicitaron a la comunidad internacional que amplíe en 1.600 millones dólares la aportación para el trienio 2014-2016
con el objetivo de financiar programas de tratamiento en los países más
necesitados, sobre todo en el África Subsahariana, donde tiene un gran
impacto debido a la propensión que tienen los enfermos de sida a
contraer tuberculosis como consecuencia de la debilidad de su sistema
inmunitario.
Asimismo, se necesitan otros 1.300 millones de dólares para proseguir
con la investigación de sistemas de diagnóstico más eficaces y
tratamientos más cortos, ya que actualmente un paciente con tuberculosis
tiene que tomar una combinación de cuatro medicamentos durante un periodo medio de seis meses y debe estar bajo la constante supervisión de personal médico especializado.
Tuberculosis multirresistente
Ali Omar Adow tiene 42 años y se ha pasado los últimos dos acudiendo a diario a la clínica que Médicos Sin Fronteras tiene en Mathare,
el segundo suburbio más grande de Nairobi (Kenia), donde la
organización francesa trata los casos más graves de tuberculosis. Como
él, más de 630.000 personas en todo el mundo sufren tuberculosis multirresistente
(TB-MR), una variedad de la tuberculosis común que ha desarrollado una
inmunidad a los medicamentos estándar más eficaces, conocidos como
medicamentos de primera línea.
Por lo general, la tuberculosis multirresistente se da en personas
que no han seguido de forma estricta el tratamiento prescrito para la
variedad común o que han estado en contacto con pacientes que estaban
infectados y que no habían recibido la atención necesaria.
Tanto la OMS como las organizaciones no gubernamentales han alertado
de que en los últimos años los casos de tuberculosis multirresistente
han aumentado de manera considerable y que, dada la falta de medios en
muchos países, podría suponer un retroceso en la erradicación de la enfermedad.
"Estamos sentados sobre una bomba de relojería", declaró hace unos
días la directora general de la OMS, Margaret Chan. El principal
problema de la TB-MR es que su tratamiento es largo, costoso y tiene efectos secundarios muy dolorosos para el paciente.
Ali tuvo que viajar durante una semana y cruzar la frontera de forma ilegal porque en Somalia no hay hospitales con capacidad para tratar la tuberculosis multirresistente.
"Después de visitar varios hospitales, un médico me comentó que en
Kenia sí disponían del equipo y la medicación necesaria para tratarme,
así que dejé a mi familia y vine aquí en busca de ayuda".
Transmisión aérea
Su rostro, cubierto con una mascarilla para no contagiar la
enfermedad, se ilumina con sólo pensar que en apenas tres semanas
finalizará el tratamiento que lo ha mantenido alejado de su casa durante
más de dos años.
"Cuando llegué no conocía a nadie ni tenía medios para subsistir",
explica. "Un amigo que también había sido tratado me habló de Médicos
Sin Fronteras y así fue como llegué aquí". Han sido dos años muy duros
en los que las migrañas, las náuseas, los vómitos y el dolor articular no le han permitido trabajar ni llevar una vida normal.
Sin embargo, cuando regrese a casa después de otra semana de viaje en la que deberá cruzar la frontera de nuevo,
el peligro no habrá pasado para él. La tuberculosis es una enfermedad
de transmisión aérea y tiene una especial incidencia en las zonas
superpobladas en las que la gente vive hacinada en casas pequeñas y con
mala ventilación. El haber superado una vez la enfermedad no supone una
inmunización, por lo que si vuelve a estar en contacto con personas
infectadas podría volver a contraerla.
Los barrios de chabolas de grandes ciudades como Nairobi o Calcuta son lugares de alto riesgo,
ya que millones de personas conviven hombro con hombro y muchas veces
los síntomas son tan leves en su fase inicial que pueden pasar meses
hasta que se detecta la enfermedad.
Nuevos medicamentos
A finales del año pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos (AAD) de Estados Unidos aprobó la bedaquilina,
el primer medicamento activo contra la tuberculosis que se registra
desde 1963. "El hecho de que sea un medicamento efectivo contra las
formas multirresistentes de la enfermedad puede suponer un cambio en la
forma de tratarla", declaró entonces la directora ejecutiva de Médicos
Sin Fronteras de la Campaña Acceso, Manica Balasegaram. De forma
paralela otro medicamento, el delamanid, está pendiente
de aprobación en la Agencia Europea del Medicamento (AEM) y se espera
que ésta dé el visto bueno definitivo a lo largo de este año.
El tratamiento actual, de unos dos años de duración, implica tomar
hasta 20 pastillas al día y alrededor de ocho meses de inyecciones
diarias. Sólo en 2011 se registraron 310.000 nuevos casos de tuberculosis multirresistente, un número muy elevado debido, entre otros factores, a la mejora de los sistemas de detección.
Sin embargo, se calcula que únicamente el 19% de los infectados recibe tratamiento por su alto coste
y la escasez de instalaciones apropiadas para tratarlos. La esperanza
de MSF y otras organizaciones es que los laboratorios que han
desarrollado estos nuevos medicamentos investiguen lo más rápido posible
tratamientos más cortos y efectivos y que, sobre todo, los registren en
los países con alta tasa de incidencia a un precio de venta asequible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario