Karl-Heinz Rummenigge, el poderoso presidente del Bayern de Múnich es
un hombre poco dado a mostrar sentimientos, pero ayer, cuando se
refirió al “gran golpe” que había dado el club al fichar a Pep
Guardiola, el entrenador más codiciado del planeta, mostró una rara veta
de humildad combinada con una pizca de humor.
Antes de presentarse ante varias decenas de periodistas, que
esperaban con ansiedad escuchar nuevos detalles del espectacular fichaje
que sacudió al mundo futbolístico europeo, Rummenigge realizó una
visita a los jugadores, que descansaban tras un duro entrenamiento, para
contarles las razones por las cuales el club había contratado a
Guardiola.
“Tenemos por delante una obligación especial, la de ser campeones de
la Bundesliga. Se trata de preparar la mejor despedida a este gran
hombre que es Jupp Heynckes”, dijo Rummenigge, quién les contó a los
jugadores que el miércoles por la noche había sostenido una larga
conversación telefónica con Guardiola. “Lo primero que me hizo fue una
pregunta en alemán”, recordó; “¿Wie geht’s Jupp?” (¿Cómo está Jupp?).
Rummenigge repitió la anécdota ante la prensa y resaltó que Guardiola
tenía un gran respeto por el actual entrenador del Bayern y que solo
llegaría a Múnich cuando la Liga alemana hubiera llegado a su fin. “No
desea interferir en el trabajo de Heynckes y quiere seguir aprendiendo
alemán en Nueva York”, dijo Rummenigge. “Guardiola habla fluidamente
inglés e italiano, además de catalán y español. Por eso, creo que le
será relativamente fácil aprender nuestro idioma”, contó el presidente
del Bayern, quien lucía, algo raro en su personalidad, un aspecto
radiante. “Estamos felices y orgullosos de que Pep Guardiola se haya
decidido por el Bayern”, añadió, tras revelar que el primer día de
trabajo para el extécnico del Barcelona será el 1 de julio. Rummenigge
evitó con diplomacia y habilidad responder a la pregunta más caliente
—el sueldo del nuevo entrenador—, pero confesó que la decisión de
Guardiola obedeció a la buena imagen que tiene el club en Alemania y en
Europa, como también al concepto global del equipo.
“Si hubiera sido una cuestión de dinero, probablemente no habríamos
tenido ninguna oportunidad”, dijo en alusión a las ofertas
multimillonarias que recibió Guardiola de clubes como el Chelsea. Según
la prensa inglesa Abramovich estaba dispuesto a pagarle 22 millones de
euros al año. “El dinero nunca fue el factor más importante para él y
siempre señalo que admiraba nuestra independencia económica”. Según
Rummenigge, las negociaciones concretas para el fichaje se iniciaron
antes de Navidad y se intensificaron al término de las fiestas. El
presidente del Bayern evitó dar detalles sobre esas negociaciones.
La rueda de prensa, que tuvo lugar en las dependencias del club en
Múnich, culmino con sendas declaraciones de amor dirigidas al nuevo y al
actual entrenador del equipo formuladas por dos jugadores emblemáticos
del Bayern: el capitán del equipo, Philipp Lahm, y el portero Manuel
Neuer.
“Espero a Pep con los brazos abiertos y su fichaje por parte del club
es una solución de reyes ante lo cual ha que quitarse el sombrero”,
dijo Lahm. Neuer, que también es compañero en la selección, retomó las
palabras pronunciadas por el presidente y dijo que la meta del equipo
ahora era luchar por uno de los títulos que puede obtener aún esta
temporada: la Liga de Campeones (se enfrentará en octavos al Arsenal),
la Bundesliga (tiene una ventaja de nueve puntos sobre el Bayer), y la
Copa alemana. “Tenemos una gran misión en el corazón: hay que conseguir
al menos un título de regalo para Heynckes”.
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