Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
La Unión Europea
(UE), recibió este lunes en Oslo el Premio Nobel de la Paz por su
contribución al progreso de la paz y la reconciliación, la democracia y
los derechos humanos.
¡Qué emocionante! Considerad el
elenco seleccionado para recibir el premio: el espectacularmente inútil
Herman van Rompuy (presidente del Consejo Europeo); el espectacularmente
mediocre Jose Manuel Barroso (presidente de la Comisión Europea); y el
cero a la izquierda Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo.
Los Rolling Stones podrán ser geriátricos pero por lo menos saben cómo
complacer a sus seguidores.
Barroso debía de estar repleto
de vino del Douro; dijo que la UE es “una poderosa inspiración para
muchos en todo el mundo”. Bueno, el romance de las masas chinas con Audi
y Prada no está exactamente inspirado por la UE. También dijo que la UE
tiene que ver con “el libre consentimiento de los Estados para
compartir la soberanía”; bueno, los británicos están tan estimulados con
esa situación que un abrumador porcentaje de la población quiere irse
de la UE.
Pero Barroso puede haber estado en la buena pista cuando protegió al euro: “Lo defenderemos”.
Por
lo tanto, lo que hicieron los noruegos –que, sabiamente, no forman
parte de la UE, fue otorgar un Premio Nobel al (maltratado, devaluado)
euro. Tomémoslo como un alarde de relaciones públicas; después de todo
ni dos miembros de la UE logran ponerse de acuerdo sobre la tributación,
sobre la regulación del turbo-capitalismo financiero, sobre qué hacer
respecto a Grecia en bancarrota y pronto respecto a todo el Club Med, o
sobre lo que realmente se proponen esos trajes sombríos del Banco
Central Europeo (BCE).
En realidad, pocos fuera de esa
legión de burócratas de Bruselas con sus holgadas cuentas de gastos
saben para qué diablos sirve la UE, fuera de almorzar en París y cenar
en Parma sin necesitar un pasaporte (oh, sí; una fabulosa gastronomía es
la gracia salvadora de la UE, por lo menos para los que se la pueden
permitir).
La UE existe básicamente para defender el
artículo 3 del Tratado de Lisboa; se supone que es “una economía social
de mercado altamente competitiva”, que negocia en euros. Sí, tenéis
derecho a estar desconcertados – porque cualquier examen de los
recientes titulares revela que este sistema no funciona. El sistema está
dirigido por una casta tecnocrática adicta a “ajustes estructurales”
que condenan a docenas de millones de personas al abismo de la
austeridad. Es como si esos burócratas de Bruselas dijeran “O estáis con
nosotros –con el euro– o contra nosotros (y eso significa guerra). Sin
embargo la realidad es que la guerra económica –contra los ciudadanos
europeos– ya ha comenzado.
Es solo rock y guerra…
Puede
que la política externa de la UE también sea un chiste, como cuando 27
pollos acéfalos disparan al azar –unos contra otros- a todo, desde
Palestina a la admisión de Turquía. Pero una cosa que la UE hace
realmente bien es producir, mercadear y vender armas a todos los
involucrados en el negocio de la guerra.
Asia Times Online ha
confirmado independientemente con dos diplomáticos basados en la UE que
ésta –a través de su brazo militar dominado por EE.UU., la OTAN– se
prepara para otra guerra más, en Siria. Esto confirma un reciente
informe en este mismo sentido del periódico alemán Suddeutsche Zeitung:
Los diplomáticos confirmaron a Atol
que el secretario general de la OTAN –el espectacularmente mediocre
Anders Fogh Rasmussen– ansía una guerra en Siria, envuelta en la
retórica de que “la OTAN no debe esconder la cabeza como el avestruz”.
Recitando
sus líneas directamente desde Washington, Rasmussen está fuertemente
apoyado por Turquía, Gran Bretaña y Francia, y Alemania se encuentra en
una posición extremadamente ambivalente: el ministro de Exteriores
alemán Guido Westerwelle ha descartado una guerra a favor de una
solución política.
Sin embargo, ansiar la guerra es una
cosa, llegar a un acuerdo es otra. Incluso una directiva para que la
OTAN se organice y se una en Siria tiene que ser aprobada por los 28
países miembros de la OTAN. No obstante, el esqueleto del acuerdo es:
Washington seguirá ordenando a su títere danés Rasmussen que prepare el
terreno para la guerra, algo necesario en todo caso. Bienvenidos a Siria
como Libia 2.0 – aunque no hay modo de que Washington pueda justificar
otra estafa al estilo de Responsabilidad para Proteger (R2P) en el
Consejo de Seguridad de la ONU.
Sí, Bruselas, tenemos un
problema. Esto ocurre mientras se están desplegando misiles Patriots en
la frontera turca, junto con 400 soldados alemanes. La opinión pública
alemana no quiere otra guerra en el mundo musulmán. Hay elecciones en
Alemania en 2013. Angela Merkel y Westerwelle no son exactamente un par
de suicidas.
El cuento de los misiles Patriot –que
“protegerán” a Turquía contra toda posibilidad de que se lancen misiles
desde Siria– proviene directamente del guión engañoso de las armas de
destrucción masiva. Frederick Ben Hodges, jefe del flamante Comando
Terrestre Aliado de la OTAN, basado en Izmir, Turquía, dijo a la agencia
noticiosa Anatolia que los Patriot estarán allí para detener misiles
químicos sirios.
Es como si Bashar al-Assad, así como Frau
Merkel, fuera un demente suicida. La única gente que cree realmente la
exageración de inteligencia instigada por Washington según la cual
Damasco “podría” utilizar armas químicas como último recurso son el
perro faldero danés Rasmussen y el club británico/francés/turco de
mediocridades políticas. Es poco probable que las burdas operaciones
psicológicas de la OTAN vayan a asustar al gobierno sirio.
En
cuanto al espectacularmente errático primer ministro turco Recep Tayyip
Erdogan, ha sido consecuente solo en una cosa: tiene fiebre, y la única
receta es una zona de exclusión aérea. Incluso a pesar de que la
opinión pública turca tampoco quiere una guerra, Erdogan no se pudo
librar de su fiebre. La máquina de engaños de EE.UU./OTAN probó todo,
desde el soborno de hordas de funcionarios en Damasco hasta culpar a
Assad de mini-holocaustos todas las semanas. No funcionó.
Los
denominados “rebeldes” –infestados de salafistas-yihadistas– solo
“controlan” realmente aldeas rurales o barrios bajos de mayoría suní
alrededor de las principales ciudades. Podrá haber hasta 40.000
combatientes en los suburbios de Damasco; pero es posible que estén a
punto de caer en una monstruosa emboscada preparada por el ejército
sirio.
Por lo tanto el supuesto cambio radical necesitará
tiempo extra para el espectro de las armas químicas, conduciendo
¿Ojalá?, al santo grial de la zona de exclusión aérea.
... pero me gusta
No
importa que el incesantemente promocionado Ejército Libre Sirio (ELS)
“por la democracia” –una banda sospechosa financiada y logísticamente
apoyada por EE.UU., la OTAN y esos parangones de la democracia del Golfo
Pérsico– esté totalmente plagado de yihadistas libios/sirios/iraquíes
de la línea dura que matan indiscriminadamente a civiles por cuenta de
esa amante de los derechos humanos, la UE con su Premio Nobel de la Paz.
Pero persisten. Bajo los ojos vigilantes de EE.UU. y del
club OTAN-CCG (Consejo de Cooperación del Golfo), los máximos jefes
rebeldes se reunieron en Turquía el pasado viernes para elegir un
“comando unificado de 30 miembros”. Previsiblemente, todos están
vinculados con los Hermanos Musulmanes (HM) o los salafistas; de
comandantes islamistas Jamal Marouf y Ahmad al-Issa al ícono salafista,
coronel Abdelbasset al-Tawil. Los dos principales de Alepo son –qué iban
a ser– salafistas. Traducción: se trata de los que el Departamento de
Estado de EE.UU. no ha rebautizado (todavía) como “terroristas”.
El
modus operandi general se expandirá: más armas financiadas por Europa
para las bandas de asesinos salafistas-yihadistas. Francia los está
bañando en euros a través de la frontera turca. Y este miércoles los
Amigos de Siria vuelven a reunirse en Marrakech, Marruecos,
concentrándose sobre todo alrededor del núcleo “queremos guerra” de
OTAN-CCG.
Noruegos, no tenéis nada que perder fuera de
vuestro sentido del ridículo, como si no lo hubierais perdido todavía;
después de todo, si una desordenada UE, una moneda desordenada y todo,
puede agarrar vuestro Premio Nobel de la Paz, es hora de otorgar a una
OTAN en problemas un Premio Nobel de la Guerra. Rasmussen no será Mick
Jagger, pero ansía serlo; es solo rock y guerra, y le gusta.
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