El mismo hombre que lleva años cargando contra la “élite liberal” de
Malta por conspirar contra los valores fundamentales de su país se vio
obligado la semana pasada a dejar a un lado sus creencias. Tonio Borg, el candidato del Gobierno maltés para el cargo de comisario de Sanidad y Consumo,
aseguró en el Parlamento Europeo que mantendría sus convicciones
—oposición férrea al aborto, al divorcio y a la equiparación de derechos
para las parejas homosexuales—, pero que eso no le impediría respetar
la legislación de cada país en materias tan sensibles. Esta pirueta de
última hora ha permitido que la cámara de Estrasburgo dé hoy su visto
bueno, aunque con una mayoría muy ajustada, al nombramiento del maltés.
Borg, que hasta 2014 será el máximo responsable de las políticas
sanitarias europeas, ha mostrado en sus más de 30 años de vida política
un ideario ultraconservador incluso para los estándares de un país tan
apegado a la tradición como Malta, así como un gusto por la mano dura en
la lucha contra la inmigración ilegal.
“El abominable crimen de la pedofilia está penado en todas partes con
la cárcel. En cambio, la mayoría de países permiten el aborto”,
escribió en un artículo en 2005. Poco antes había encabezado una campaña
para que la Constitución maltesa prohibiera de forma expresa el aborto.
Iniciativas como esta son las que han llevado hoy a 281 eurodiputados
(el 40,5% del total) a decir no a Borg. Han votado sí 386 y 28 se han abstenido.
Los dos bandos en la Eurocámara quedaron delimitados la semana
pasada: el grupo popular anunció que le apoyaría, mientras que
liberales, ecologistas e izquierda dejaron clara su oposición.
Finalmente, ha sido la división en el grupo socialista la que ha
permitido que el maltés haya salvado una votación que, pese a no ser
vinculante, era fundamental desde el punto de vista político para
apuntalar su nombramiento. “Hemos valorado positivamente su conocimiento
de la materia, solvencia y la falta de conflictos de intereses. Pero
para nuestra delegación sus posiciones sobre salud reproductiva y formas
de matrimonio son muy importantes, por lo que los socialistas españoles
vamos a votar que no”, dijo poco antes del pleno el eurodiputado y
exministro Juan Fernando López Aguilar.
La defensa de Borg se ha convertido durante la última semana en un
asunto de orgullo nacional en amplios sectores de la sociedad maltesa.
“Tenemos nuestras diferencias, pero no en los aspectos por los que está
siendo cuestionado. No hay ni un solo miembro del Parlamento de Malta
que defienda el aborto. Si Estrasburgo nos exige enviar a un comisario
favorable a lo que ellos llaman derechos reproductivos y sexuales, el
asiento de Malta en la Comisión tendrá que quedarse vacío”, aseguraba
ayer en conversación telefónica George Vella, portavoz de asuntos
europeos y exministro del Partido Laborista, al que todas las encuestas
sitúan como vencedor en las elecciones del próximo mes de marzo. “Es un
conservador por naturaleza, pero no está demasiado alejado de la línea
central de su partido, una formación de centro derecha con políticas
enraizadas en las convicciones democristianas-conservadoras”, resume el
periodista de The Times of Malta Herman Grech.
Además del aborto, las opiniones de Borg sobre el divorcio y los derechos de los gais
también han pisado algún que otro callo. Malta era hasta el año pasado
uno de los tres únicos países del mundo en los que el divorcio era
ilegal. Un 52% de los ciudadanos se pronunciaron en un referéndum
celebrado en mayo de 2011 a favor del divorcio. Pero esto no convenció a
Borg, que se situó en el ala más conservadora de su partido en su
defensa de la inviolabilidad del matrimonio. Los gais también han sido
víctimas de su ideario en diversas ocasiones. Una de ellas fue cuando se
opuso a que los beneficios de las viviendas sociales se extendieran a
las parejas formadas por dos hombres o dos mujeres. “Lo que nos faltaba.
¡Tener que dar alojamiento ahora también a los gais!”, exclamó.
Pero sus polémicas no se agotan en los asuntos sociales. En 1998,
nada más acceder al cargo de ministro del Interior, impulsó la detención
indefinida para luchar contra la inmigración ilegal. Tuvieron que pasar
seis años para que las numerosas críticas recibidas le empujaran a
reducir el periodo de internamiento a un máximo a 18 meses. En 2002 su
Gobierno deportó a Eritrea a unos 200 demandantes de asilo pese a las
advertencias de que sus vidas corrían peligro. Después de ser
repatriados, muchos de ellos fueron encarcelados y torturados, y algunos
de ellos asesinados. Él defendió que en todo momento había cumplido la
ley y más tarde una investigación le exoneró de culpa.
Uno de los valores que tanto defensores como detractores le reconocen
es haber quedado a salvo de cualquier sospecha de corrupción, “algo que
en Malta es una proeza nada desdeñable”, según aseguraba en un artículo
reciente el periodista Raphael Vassallo. Lo paradójico es que el
político de inmaculado pasado que debe hacerse cargo de la política
sanitaria europea reconoció que posee una inversión mínima (de unos
2.800 euros) en un fondo que ha invertido en Imperial Tobacco, la cuarta
mayor tabaquera del mundo. Se trata de otro pequeño borrón en el
historial de Borg, cuya misión principal como comisario será retomar la
directiva que debe limitar la venta de cigarrillos. Borg llega además
para reemplazar a su compatriota John Dalli, que se vio obligado a
dimitir tras un oscuro episodio aún no aclarado sobre tráfico de
influencias… en una empresa sueca productora de tabaco.
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