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miércoles, 21 de noviembre de 2012

El ‘halcón maltés’, antiabortista y antigay, será comisario europeo

El mismo hombre que lleva años cargando contra la “élite liberal” de Malta por conspirar contra los valores fundamentales de su país se vio obligado la semana pasada a dejar a un lado sus creencias. Tonio Borg, el candidato del Gobierno maltés para el cargo de comisario de Sanidad y Consumo, aseguró en el Parlamento Europeo que mantendría sus convicciones —oposición férrea al aborto, al divorcio y a la equiparación de derechos para las parejas homosexuales—, pero que eso no le impediría respetar la legislación de cada país en materias tan sensibles. Esta pirueta de última hora ha permitido que la cámara de Estrasburgo dé hoy su visto bueno, aunque con una mayoría muy ajustada, al nombramiento del maltés.
Borg, que hasta 2014 será el máximo responsable de las políticas sanitarias europeas, ha mostrado en sus más de 30 años de vida política un ideario ultraconservador incluso para los estándares de un país tan apegado a la tradición como Malta, así como un gusto por la mano dura en la lucha contra la inmigración ilegal.
“El abominable crimen de la pedofilia está penado en todas partes con la cárcel. En cambio, la mayoría de países permiten el aborto”, escribió en un artículo en 2005. Poco antes había encabezado una campaña para que la Constitución maltesa prohibiera de forma expresa el aborto. Iniciativas como esta son las que han llevado hoy a 281 eurodiputados (el 40,5% del total) a decir no a Borg. Han votado sí 386 y 28 se han abstenido.
Los dos bandos en la Eurocámara quedaron delimitados la semana pasada: el grupo popular anunció que le apoyaría, mientras que liberales, ecologistas e izquierda dejaron clara su oposición. Finalmente, ha sido la división en el grupo socialista la que ha permitido que el maltés haya salvado una votación que, pese a no ser vinculante, era fundamental desde el punto de vista político para apuntalar su nombramiento. “Hemos valorado positivamente su conocimiento de la materia, solvencia y la falta de conflictos de intereses. Pero para nuestra delegación sus posiciones sobre salud reproductiva y formas de matrimonio son muy importantes, por lo que los socialistas españoles vamos a votar que no”, dijo poco antes del pleno el eurodiputado y exministro Juan Fernando López Aguilar.
La defensa de Borg se ha convertido durante la última semana en un asunto de orgullo nacional en amplios sectores de la sociedad maltesa. “Tenemos nuestras diferencias, pero no en los aspectos por los que está siendo cuestionado. No hay ni un solo miembro del Parlamento de Malta que defienda el aborto. Si Estrasburgo nos exige enviar a un comisario favorable a lo que ellos llaman derechos reproductivos y sexuales, el asiento de Malta en la Comisión tendrá que quedarse vacío”, aseguraba ayer en conversación telefónica George Vella, portavoz de asuntos europeos y exministro del Partido Laborista, al que todas las encuestas sitúan como vencedor en las elecciones del próximo mes de marzo. “Es un conservador por naturaleza, pero no está demasiado alejado de la línea central de su partido, una formación de centro derecha con políticas enraizadas en las convicciones democristianas-conservadoras”, resume el periodista de The Times of Malta Herman Grech.
Además del aborto, las opiniones de Borg sobre el divorcio y los derechos de los gais también han pisado algún que otro callo. Malta era hasta el año pasado uno de los tres únicos países del mundo en los que el divorcio era ilegal. Un 52% de los ciudadanos se pronunciaron en un referéndum celebrado en mayo de 2011 a favor del divorcio. Pero esto no convenció a Borg, que se situó en el ala más conservadora de su partido en su defensa de la inviolabilidad del matrimonio. Los gais también han sido víctimas de su ideario en diversas ocasiones. Una de ellas fue cuando se opuso a que los beneficios de las viviendas sociales se extendieran a las parejas formadas por dos hombres o dos mujeres. “Lo que nos faltaba. ¡Tener que dar alojamiento ahora también a los gais!”, exclamó.
Pero sus polémicas no se agotan en los asuntos sociales. En 1998, nada más acceder al cargo de ministro del Interior, impulsó la detención indefinida para luchar contra la inmigración ilegal. Tuvieron que pasar seis años para que las numerosas críticas recibidas le empujaran a reducir el periodo de internamiento a un máximo a 18 meses. En 2002 su Gobierno deportó a Eritrea a unos 200 demandantes de asilo pese a las advertencias de que sus vidas corrían peligro. Después de ser repatriados, muchos de ellos fueron encarcelados y torturados, y algunos de ellos asesinados. Él defendió que en todo momento había cumplido la ley y más tarde una investigación le exoneró de culpa.
Uno de los valores que tanto defensores como detractores le reconocen es haber quedado a salvo de cualquier sospecha de corrupción, “algo que en Malta es una proeza nada desdeñable”, según aseguraba en un artículo reciente el periodista Raphael Vassallo. Lo paradójico es que el político de inmaculado pasado que debe hacerse cargo de la política sanitaria europea reconoció que posee una inversión mínima (de unos 2.800 euros) en un fondo que ha invertido en Imperial Tobacco, la cuarta mayor tabaquera del mundo. Se trata de otro pequeño borrón en el historial de Borg, cuya misión principal como comisario será retomar la directiva que debe limitar la venta de cigarrillos. Borg llega además para reemplazar a su compatriota John Dalli, que se vio obligado a dimitir tras un oscuro episodio aún no aclarado sobre tráfico de influencias… en una empresa sueca productora de tabaco.

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