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miércoles, 21 de noviembre de 2012

El alcoholismo de Richard Burton hizo insostenible su relación con Taylor

Pocos amores han dado tanto de qué hablar como el de Elizabeth Taylor y Richard Burton, dos personajes intensos, ahogados en alcohol y con un ego difícil de controlar. La nueva película que verá la luz el 25 de noviembre, 'Liz & Dick', protagonizada por Lindsay Lohan, y especialmente la publicación de los diarios de Burton, han devuelto el tema a la primera línea de flotación hollywoodiense.
Las confesiones de Burton son interminables, 400.000 palabras editadas por el profesor Christopher Williams de la Universidad de Swansea en Gales, en las que el amor incontrolable y las fuertes discusiones están presentes casi en cada capítulo. Y aunque Burton tuvo un amplio abanico de amores a lo largo de su vida, Taylor es su tema predilecto, la mujer a la que amó "endiabladamente".
Por desgracia, su alcoholismo galopante no le ayudó a mantener la estabilidad emocional con la protagonista de 'La gata sobre el tejado de zinc', ni siquiera después de su segundo matrimonio en 1975.
Cuenta Burton que después de pasar por el amargo trago de creer que Taylor tenía cáncer, en octubre de 1975, vivió otro trance: la insistencia de su ex mujer de que volvieran a pasar por el altar. "Pensé que estaba bromeando y se lo dije. Pero E (Elizabeth) lo decía en serio", explica el actor en su diario.
Después de días de presión, el galés aceptó. Fue el viernes 10 de octubre de ese mismo año. "Estamos felices como niños", escribió entonces Burton. "Nunca he estado tan feliz en mi vida. E me ha curado con su derroche de atención y amor. Este matrimonio es, de lejos, mucho mejor que el primero".
Pero el alcohol siempre estuvo presente en la vida de ambos. Ella le suministraba pastillas para evitar males mayores y él le rogaba al cielo que su mujer se mantuviera en un estado digno hasta que pudieran regresar de Bostwana —donde contrajeron matrimonio— para un buen chequeo médico.
Sin embargo, el problema del protagonista de 'Cleopatra' fue aún peor que el de su compañera de reparto. Se convirtió, según sus propias palabras, en "un borracho empedernido", hasta el punto de tener temblores por todo el cuerpo y no poder escribir más en su diario.
"Habiendo estado tan borracho ayer, me sentía horrible en la mañana y estaba desesperadamente enfermo. Me fui silenciosamente a buscarme un doble de brandy a las 9.30 de la mañana. El bar estaba cerrado hasta las 10. Pregunté por Fritz (el manager). Me abrió a regañadientes, y me sugirió que lo mejor era vodka para que no oliera tanto cuando E me diera el beso matinal".
Después de aquello continuaron las jornadas de alcoholismo activo y sus intentos fallidos por tratar de dejarlo. El matrimonio comenzó a deteriorarse y a la vuelta de Africa, otro romance inesperado, con la mujer del campeón de Fórmula Uno James Hunt, Susan, acabó por distanciarlos. Burton pidió el divorcio y cada uno tomó caminos separados.

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