"Miles de nosotros vamos a morir y nuestra muerte no va a ser en vano".
Esas palabras le dijo Laura a su madre, Estela de Carlotto, poco antes
de que la secuestraran y la mataran los militares en 1974. Hasta
entonces, Estela se decía antiperonista y se describía como una mujer
burguesa.
Después de aquel tormento, se irguió como fundadora y portavoz de la
asociación Abuelas de Mayo, que hoy cumple 35 años de lucha tenaz y
valiente con un objetivo principal: recuperar a los cientos de bebés que nacieron mientras sus madres estaban en cautiverio y que fueron entregados por los militares a familias afines al régimen.
A los 81 años, Estela, como tantas de sus compañeras de batalla,
continúa firme, viaja casi cada día de La Plata hacia la ciudad de
Buenos Aires, o hacia otros lugares de Argentina, para seguir avanzando
en su causa. Y dice que hoy entiende la lucha de Laura, que admira su
dignidad, y que esa valentía y convicción de su hija es lo que le da
fuerzas para seguir.
Hoy son ya 35 años de lucha. El pasado fin de semana, con motivo de
su aniversario, las Abuelas reunieron en Buenos Aires a decenas de
nietos que gracias a ellas recuperaron su verdadera identidad.
Hoy redondearán los festejos con un acto que se celebrará en el porteño
teatro ND Ateneo a las 19 horas (medianoche en España). Dicen que habrá
artistas invitados, aunque no se sabe mucho más porque, según ha
declarado Carlotto a la prensa local, los nietos les han preparado una
sorpresa.
Además, el 22 de octubre tiene un reconocimiento legal desde 2004,
cuando se sancionó una ley que, entre otras cosas, plantea la
realización en las escuelas de una jornada educativa y de
concientización sobre la memoria histórica.
107 victorias
En 35 años, las Abuelas de Mayo suman 107 victorias: una por cada
nieto recuperado. Han conseguido también importantes triunfos para la
memoria histórica de la dictadura, como el reciente fallo de la justicia
que reconoció la existencia de un plan sistemático de los militares para quedarse con los hijos de las mujeres secuestradas
embarazadas. Las Abuelas recorrieron un largo y tortuoso camino que
duró 16 años hasta conseguir la celebración de un juicio oral y público,
que terminó este año con una condena simbólica y ejemplar, de 50 años
de cárcel, al dictador Rafael Videla.
Eso sí, todavía no han conseguido el ansiado Nobel de la Paz, que
este año, en que estaban nominadas por quinta vez, tampoco pudo ser: el
premio fue, con un criterio muy discutido por muchos en Argentina, para
la Unión Europa. Pero Estela tiene el Nobel de la Pasta que le dieron en 2010,
en su 80 cumpleaños, los nietos de las Abuelas de Mayo. Un premio a sus
espaguetis caseros y, sobre todo, un reconocimiento a esa abuela de
todos cuya lucha va más allá de los bebés robados en la dictadura.
Estela de Carlotto defiende la justicia social y la defensa de los
derechos humanos en toda su amplitud, comenzando por garantizar derechos
como "la educación, la vivienda y la salud, y todo lo que sea el
bienestar del pueblo: erradicar empresas, tomar fábricas abandonadas o proteger a los que ocupan esas fábricas", como detalla en una reciente entrevista concedida a la revista La Garganta, hecha por vecinos de las villas.
Las huellas del terror
Las abuelas salieron a la calle con esa fuerza de las madres para
llegar hasta el final en sus batallas, y también con la intención de
"proteger a nuestros hombres para que no desaparecieran", afirma Estela
en una entrevista al diario 'Página 12'.
"A nosotras siempre nos consideraron inferiores, y el machismo de las
fuerzas armadas y de seguridad es increíble: nos dejaron caminar. Cuando se dieron cuenta de nuestra lucha, era tarde para callarnos".
Sin duda, las Abuelas de Mayo han hecho mucho por recuperar la
memoria histórica de los años de brutal régimen militar. Sin embargo,
Carlotto cree que las huellas de aquel terror siguen presentes en la
sociedad argentina: "Las mayores secuelas que dejó la dictadura el miedo y el querer desentenderse de la historia", dice Estela a La Garganta.
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