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domingo, 18 de marzo de 2012

Recrudecimiento de conflicto en la Patagonia marca semana chilena

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Santiago de Chile, 17 mar (PL) El fracaso del diálogo en la Patagonia y el aparejado aumento de la represión en la zona signaron la última semana en Chile, desenlace visto aquí como estrategia de contención del Gobierno ante la creciente protesta social.

Tras dilatarse en casi un mes la puesta en marcha de una mesa de negociaciones y luego que el Movimiento Social de la región de Aysén aceptó la condición de poner fin a los cortes de ruta, el Ejecutivo adicionó una nueva exigencia de conversar en mesas separadas, que la contraparte no aceptó al atribuirle un carácter divisionista.

No es la fórmula tratar de dividirnos. Nosotros siempre vamos a estar dispuestos a sentarnos a dialogar, pero no queremos que el gobierno trate de desperfilar nuestro trabajo y perforar nuestra unidad, subrayó el portavoz del Movimiento Iván Fuentes.

El también vocero de ese bloque Misael Ruiz criticó que el Gobierno pidiera de todo y que tras acceder a ello no se respondiera a las demandas de los aiseninos, enfiladas al mejoramiento de la vida en la apartada región.

En medio de tal escenario, desde el Ejecutivo advirtieron en tono duro que no se podía acceder a determinadas peticiones sociales como el insistente pedido de rebaja del 20 por ciento de los combustibles y que esa determinación era "inalterable".

A juicio del presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, el ministro de Energía, Rodrigo Alvarez, fue enviado a la Patagonia para propiciar el fracaso del diálogo.

Hasta referentes del oficialismo en la zona, admitieron que La Moneda estiró demasiado la cuerda, intentando poner al Movimiento Social en condiciones de sumisión inaceptables.

La administración de Sebastián Piñera se movió claramente de manera calculada para provocar el desgaste moral de los habitantes de la región y el aniquilamiento de su fuerza política, manteniendo la apariencia de que deseaba dialogar, pero sin hacerlo, opinó el cientista político Santiago Escobar.

El anuncio por último de la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado refuerza esa línea, agregó en una columna publicada en el diario local El Mostrador, titulada "Aysén: la guerra de baja intensidad de Piñera".

Así, de manera inadvertida Aysén se ha transformado en una zona de escarmiento para el resto del país, que, en los cálculos del Gobierno, tiene un costo político menor perfectamente asimilable, consideró el también abogado chileno.

Lo cierto es que, contrario a las cuentas de la ultraderecha gobernante, la protesta social en Chile apunta a crecer y desbordarse.

Justamente en la última semana los estudiantes protagonizaron la primera manifestación masiva de 2012, de igual modo reprimida en grado inaceptable, denunciaron líderes universitarios.

En medio de la crisis política habría que anotar como oasis la esperada y trascendente visita de la presidenta argentina, Cristina Fernández, que logró desplazar por unas horas la atención política y mediática hacia ángulos más reposados y alentadores.

El encuentro entre Fernández y Piñera concluyó con la firma de siete importantes convenios en materia de integración bilateral y dejó un fuerte mensaje a favor de la unidad regional, al ratificar Chile su postura de alineamiento con el reclamo de soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas.

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