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domingo, 25 de marzo de 2012

Goldman Sachs: 'Santificarás las fiestas'

Goldman Sachs, una de las indiscutibles deidades del sospechoso Olimpo global de los bancos de inversión, acaba de prohibir a sus trabajadores alemanes trabajar en domingo. 'De ahora en adelante, cualquier trabajo realizado durante el fin de semana deberá ser aprobado previa y expresamente por los directivos y sólamente se permitirá en situaciones de necesidad extrema', explica el presidente de la empresa, Alexander Dibelius, en una entrevista publicada por 'Frankfurter Allgemeine'.

El objetivo de la empresa es mantener cierto atractivo como empleador, en un momento en que en el mercado se dan codazos por la captación de talento.

"Debemos competir por el talento y las oficinas abiertas en domingo desincentivan a personal cualificado que desearíamos contratar y que acaba en la competencia", explica Dibelius, que ante el celo de los empleados alemanes se ha visto obligado a recordar que "no somos máquinas".

Además de este tercer mandamiento, Goldman Sachs se apresura a esculpir en piedra un cuarto que, al parecer, a nadie se le había ocurrido estampar en las tablas de la ley del banco de inversión y que viene a decir: "honrarás a tus inversores e inversoras".

La empresa ha comenzado, de hecho, a revisar los correos electrónicos de sus empleados después de la polémica carta de renuncia de un ejecutivo, Greg Smith, en la que acusaba al banco de referirse a sus clientes como "marionetas" y a relegar sus intereses a un segundo plano.

El departamento de recursos humanos rebusca ahora en la correspondencia electrónica de sus empleados la palabra 'muppet', que se usa en inglés británico como sinónimo de idiota, según ha reconocido su consejero delegado, Lloyd Blankfein, para identificar al pecador y posiblemente, eliminar la prueba del delito.

En este punto, Goldman Sachs tropieza con la legislación alemana, con su código de leyes propio y que no permite tan alegremente husmear en la correspondencia de los empleados, pero la contrariedad parece pequeña para una compañía cuyas acciones se han apreciado un 37,86% desde que comenzó el año.

Nada parece poder obstaculizar a Goldman Sachs que, según suele decir su directivo Lloyd Blankfein, emblemático número uno de la compañía y última leyenda de Wall Street, "está haciendo el trabajo de Dios".

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