.

.

domingo, 25 de marzo de 2012

El Barça resiste

Expulsaron a Thiago y restaba media hora de agonía. Aun así, casi sin defensas, apurado al límite, soportó el trance el Barcelona en Palma, donde bastaron dos apariciones de Messi: una feliz coincidencia en una falta lateral y un gran remate al palo del que hizo negocio Piqué. Triunfo sin acrobacias ni exhibiciones, el séptimo consecutivo. Tres puntos al fin y al cabo, los mismos que le distancian del liderato antes del pitido inicial del Bernabéu. [Narración y estadísticas (0-2)]

No tuvo respiro Guardiola en un estadio donde tiene la curiosa costumbre de ganar. Cuatro días antes de viajar a Milan, no le quedó otra que formar atrás con Piqué, en el medio, Mascherano pendiente de su derecha y Puyol por el perfil contrario. Y claro que echó de menos la profundidad de Alves o la persistencia de Adriano. Estuvo el Barça lejos de su clímax, incómodo por los respingos del balón sobre un césped poco cuidado. A Iniesta, que no es dudoso, se le notó especialmente fallón. Incluso con lo más sencillo.

Chico le aburrió durante el cuarto de hora inicial. Al relevó acudió Pedro, hasta entonces en la mediapunta, sin influencia alguna, negado por Martí y Tissone. El capitán mallorquín, 36 años, lleva en las piernas muchos partidos de estos, donde cualquier despiste conduce a la tragedia. Así que una vez más, Caparrós dispuso orden prusiano y hasta se atrevió con un fulgurante arranque.

En el primer arrimón, se le nublaron las ideas a Chori Castro. Nada que oponer al generoso despliegue físico, salvo una mala entrega de Chico a Nunes, al minuto 12, que obligó a Aouate a intervenir con la cara ante Messi. Penaba el Barça para acceder al área, ni con Messi, ni con Alexis, sus dos futbolistas más verticales.

Defensa de tres, defensa de cuatro

No había forma de entrar por ahí y el Barça se adelantó a balón parado casi sin querer. Centró Messi, erró Chico arriba y Alexis, en el segundo palo, despistó lo justo a Aouate. La ventaja, por primera vez, dio fluidez y confianza al Barça, con Thiago en la sala de mandos. Por algo tiene vocación de artista el chico, que mientras mira a Alcudia pone el balón en Calviá. Así habilitó a Messi o a Alexis, cuyo derechazo seco tropezó en Ramis y luego en el travesaño.

Malos ratos para el Mallorca, sobre todo para Víctor y Álvaro, aislados y sin alimento. Más o menos el panorama que aguardaba tras el descanso, donde Busquets se descolgó para formar pareja con Piqué. Todo bajo control hasta que Ayza Gámez levantó la segunda amarilla para Thiago. No pareció mano, desde luego, aunque Guardiola empezó a temerse lo peor. Unas confidencias con Vilanova más tarde, remendó la línea con Montoya en la derecha. Empezaban la angustias.


Demasiado tiempo por delante para un equipo desprovisto de la seguridad de antaño. Con Nsue y Hemed ya en acción, la bandera mallorquina fue enarbolada por Pereira. De su celeridad por la derecha nacieron las mejores jugadas del Mallorca, que apretó de veras, con sostenida fe en el empate. Padecían los centrales y Montoya debía cruzarse en las ayudas. Llovía tanto que hubo que prescindir de Pedro para dar paso a Keita.

Ausente Xavi, en ineludible descanso, el control por la posesión se hacía más difícil. Sin embargo, Iniesta, ahora en la derecha, fue asimilando cada vez mejor los baches del terreno. Y al fin completaron unas de esas interminables triangulaciones, con los centrales arriba tras un córner. Messi conectó de zurdas al poste y Piqué empujó a las mallas su segundo gol del curso, el más valioso, el que sirve para mantener el asedio al líder.

No hay comentarios: