Los pobres y carentes de hogar, que deambulan en las ciudades norteamericanas, han ido creciendo en los últimos años y en algunos casos los comedores públicos han debido cerrar sus puertas, o resultan insuficientes para el requerimiento de los desamparados.
En la semana que concluye el alcalde de Filadelfia, Michael Nutter, anunció que a partir del mes próximo estará prohibido alimentar a los “sin hogar” y a gente necesitada “al aire libre”. El alcalde argumentó “razones sanitarias”, pero buena parte de la ciudadanía cree que intenta limpiar las zonas turísticas de los “sin hogar”, que “afean” la ciudad.
Quienes violen la norma serán apercibidos y luego pasibles de multas de hasta 150 dólares. La ciudad de Houston anunció que elabora su propia prohibición para dar de comer a los pobres.
Rumbo al basurero
La medida se suma a similares en ciudades de los Estados de Florida, California y Texas, donde quienes salen a repartir comida entre los pobres, se han visto reprimidos por la Policía aunque sin argumentos legales sólidos.
Los gobiernos locales apuntan a que las comidas que se distribuyen a los necesitados pueden ser “insanas y peligrosas”, pero no hay aportado caso alguno de pobres que se hayan enfermado por esa comida.
“Lo que quieren es que los pobres coman en los basureros, que se alimenten allí” dijeron voceros de asociaciones civiles que, con camionetas recorren las calles de noche dando sopa y alimentación básica a quienes duermen en la calle.
“Alimentar a los hambrientos no debe hacerse así como abrir un autocamión, dar sin pensar las hamburguesas y huir en la noche”, les endilgó el alcalde de Filadelfia.
“Viola los derechos civiles: el que tiene que comer puede comer donde quiera, pero el que no tiene no puede comer dónde le dan”, retrucan los activistas.
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