Escucha España, hemos llegado al final de el camino. Quiero separarme. No me había imaginado hace unos años que llegaría a este extremo pero lo nuestro no tiene futuro. Te veo como un marido antipático que me maltrata y me explotan. No me siento recordar que te he amado y que me he esforzado por salvar nuestra relación, pero tú me has tenido siempre como una propiedad. Te he servido y has presumido de mí. Me has dicho algunas veces que me quieres pero con la boca pequeña y sólo cuando has buscado algo de mí. Es bien triste, después de lo que yo he hecho para que fuéramos mejor.
Todavía hay cosas que me gustan de ti, no me importa reconocerlo. Para ejemplo tu preciosa lengua castellana. Qué pena que durante todos estos años no hayas mostrado ningún interés por mi. Tus Reyes te los puedes quedar, me salen muy caros.
Tenemos una historia y unos hijos juntos, pero ahora quiero romper contigo. Conozco bien tus estrategias. Me dirás que tú, sin mí, no serás nada, que nos necesitamos. Para ti, la manera de arreglar las cosas es que yo renuncie a ser lo que soy. Te das cuenta? Nunca había pensado que pudiera sentir el desamor que siento por ti. Lo siento.
Ahora convendrá que nos pongamos de acuerdo y vemos como partimos las cosas y como seguimos subiendo los hijos. Tengo claro que tendré que pasar una pensió. Ningún problema. Hablemos y hacemos números. Siempre has portado mal que yo gane más que tú. Con la generosidad que te he demostrado siempre. Que absurdo!
Podría hacerte reproches. Podría decirte, por ejemplo, que no te has tomado seriamente mi manera de ser y mis ganas de vivir a mi manera. Lo nuestro podría haber sido un éxito, pero ahora te quiero decir adiós.
Si puede ser, civilizadamente. Hasta ahora no te has creído que tomaría esta decisión, sin embargo, ya no es problema mío. ¿Qué harás? Mantén un poco de dignidad, si puedes. Yo me siento con ganas de vivir y tengo muchos proyectos.
No te digo aquella frase que tanto te gusta que se atribuye la madre del último rey musulmán de Granada (mejora como mujer por lo que no has Sabido defender como un hombre), porque además de machista, debe ser falsa.
Tómatelo como quieras, pero quiero dejarte.
Que tengas suerte!
Adiós, España!
Todavía hay cosas que me gustan de ti, no me importa reconocerlo. Para ejemplo tu preciosa lengua castellana. Qué pena que durante todos estos años no hayas mostrado ningún interés por mi. Tus Reyes te los puedes quedar, me salen muy caros.
Tenemos una historia y unos hijos juntos, pero ahora quiero romper contigo. Conozco bien tus estrategias. Me dirás que tú, sin mí, no serás nada, que nos necesitamos. Para ti, la manera de arreglar las cosas es que yo renuncie a ser lo que soy. Te das cuenta? Nunca había pensado que pudiera sentir el desamor que siento por ti. Lo siento.
Ahora convendrá que nos pongamos de acuerdo y vemos como partimos las cosas y como seguimos subiendo los hijos. Tengo claro que tendré que pasar una pensió. Ningún problema. Hablemos y hacemos números. Siempre has portado mal que yo gane más que tú. Con la generosidad que te he demostrado siempre. Que absurdo!
Podría hacerte reproches. Podría decirte, por ejemplo, que no te has tomado seriamente mi manera de ser y mis ganas de vivir a mi manera. Lo nuestro podría haber sido un éxito, pero ahora te quiero decir adiós.
Si puede ser, civilizadamente. Hasta ahora no te has creído que tomaría esta decisión, sin embargo, ya no es problema mío. ¿Qué harás? Mantén un poco de dignidad, si puedes. Yo me siento con ganas de vivir y tengo muchos proyectos.
No te digo aquella frase que tanto te gusta que se atribuye la madre del último rey musulmán de Granada (mejora como mujer por lo que no has Sabido defender como un hombre), porque además de machista, debe ser falsa.
Tómatelo como quieras, pero quiero dejarte.
Que tengas suerte!
Adiós, España!
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