Se habla de que muchos malos
alumnos eligen la docencia, la carrera está poco valorada, el salario es bajo,
se recargan con muchas horas y en condiciones difíciles. La realidad dista de
lo que se espera y esto sería, como base, docentes con altos niveles de
motivación y aprendizaje, requisito indispensable en la formación del capital
humano. Eso sin hablar de cómo se politizan en ocasiones los centros de
estudio, pero en esa vorágine de contrariedades también debemos valorar la
oportunidad existente en el amplio consenso social y político sobre el rol de
la educación en la actualidad.
Cuanto tiempo pasará para que nos
demos cuenta que solo con esfuerzo y voluntad para superarnos podemos llegar,
nos hacemos conocer en el mundo por la hazaña de un cuarto puesto en un mundial
al que casi no llegamos, siendo como somos tres millones y medio de habitantes,
pero no logramos mantener ese hándicap y consolidar una base sólida y
fortalecida por un Sistema Educativo que solía enorgullecernos.
En un país que sigue luchando por
asentar permanentemente las bases de una constitución que nos habla de
igualdad, justicia social y tolerancia, a veinticinco años de instaurada la
democracia, creo que nos quedamos un poco atrás en los hechos en cuanto a
nuestros ideales republicanos.
Ríos de tinta corren sobre si los
directores de Anep deben ser designados o electos, si deben ser del gobierno o
de la oposición, si tales gobernantes son provenientes del área pública o
privada, según una ley reciente el propio Varela sería excluido ya que no fue
funcionario público de la educación por el período de por lo menos diez años.
Pero básicamente hay un interés
por una reestructura que permita mejorar la situación actual, tal vez el
enfoque no sea por momentos el adecuado, pero la idea está totalmente vigente.
Esta caja de Pandora
arrastra complejos y variados
problemas y al abrirse nos encontramos con altos índices de repetición,
desaliento de los educadores, violencia en la puerta de las instituciones, etc.
Factores sumamente desestimulantes
para un alumnado ya carente de estímulos previos a una enseñanza superior,
hecho que se refleja en los liceos de nuestro país que se topan con un 41% de
alumnos que repiten el primer año;3 de cada 10 repetidores abandonan el sistema
educativo y solo 4 de esos 10 culminan el bachillerato, de ahí que se vea a
secundaria como el náufrago de la educación, algunos padres sienten estar
dejando a sus hijos a su suerte en un sistema que carece de preparación para
recibirlos.
Otros acusan a la dictadura de
emparejar hacia abajo, terminando así con un Uruguay educado y bien aprendido
que tuvo su comienzo con la ilustre generación de Varela, es una realidad la de
docentes exilados, presos y desplazados, pero la generación que ocupa cargos
jerárquicos fue educada en la autocracia.
Se habla de la crisis del 2002
como un factor determinante para, difícilmente, mantener un nivel educacional
de calidad, con demasiados niños naciendo en el sector más bajo de pobreza, con
carencias notorias en los estándares
socioculturales.
Si de carencias hablamos nos
tropezamos de frente con una realidad que atañe a miles de uruguayos:” la
escuela rural”, casi siempre postergada y pocas veces contemplada, las
estadísticas nos hablan de 200 escuelas rurales sin luz eléctrica y 300 sin agua
potable, la mayoría de ellas con un solo docente que vive toda la semana en la
escuela.
Si bien todos los órganos
autónomos de Enseñanza, el Ministerio de Vivienda y Medio Ambiente, Ose, Ute,
los Gobiernos Departamentales y el Ministerio de Educación y Cultura tienen
responsabilidad directa o indirecta, existen un cúmulo de excusas
institucionales que avalan la no
colaboración y resolución de la problemática de la escuela rural.
La crisis social y educativa en
el medio rural, deja a su población fuera del pie de igualdad que otrora soñó
Varela que se pudiera conquistar, la iniquidad de la enseñanza ya no puede
seguir escondiéndose en los vericuetos de la burocracia.
Hay un promedio de 2000 docentes
en la escuela rural, los cuales en ocasiones juegan un rol de liderazgo
sumamente importante en dicho medio.
Muchos niños emigrarán pero otros
continuarán en el campo y ese es el gran
reto hoy día, mantenerlos en su lugar de origen y lograr que esos futuros
hombres y mujeres se sientan realizados en ese entorno.
Creo firmemente en los valores
infundados por la escuela rural ya que soy fruto de ella y se en carne propia
los problemas en los que se ha visto involucrada a través del tiempo.
Unas 870 escuelas rurales de una
totalidad de 1142 cuentan con un solo maestro que hasta nuestro días sigue
desempeñando muchas veces funciones que van más allá de su labor.
En ese Uruguay desconocido para
algunos, muchos niños no emigran a las ciudades y continúan con las labores que
realizan sus padres, es decir qué, la única educación formal extensa que
reciben es la educación primaria, de ahí la importancia de esta, será y es el
ingreso a un tipo de conocimiento más global que permita a ese niño conocer las
dimensiones de un mundo más amplio y me atrevería a decir, sin fronteras, darle
las herramientas para un razonamiento de su entorno más plural.
El Director del Departamento de
Primaria, el Sr. Limber Santos, habla del multigrado muy positivamente y lo
destaca como una fortaleza de la escuela rural más allá del desafío, comentó
que “desde lo didáctico está comprobado que ofrece un gran potencial porque
implica tener niños en interacción de diferentes edades. Cada cual hace su
grado, pero se ve una gran solidaridad de los más grandes con los más chicos”.
Si bien la atención personalizada
es el as en la manga de la escuela rural, y esto ha sido así durante mucho tiempo ya que, qué sentido
tendría modificar algo que da óptimos resultados, el criterio de no generar
frustraciones también.
Si bien el índice de repetición
del que habla el Monitor Educativo de Primaria es significativo cuando hablamos
de un 11% de repeticiones en escuelas rurales y un 14,1% en escuelas urbanas,
son datos que se vuelven muy variables dependiendo del contexto escolar.
La problemática es cuantiosa y
variada: hablamos de niños que a veces deben trasladarse varios kilómetros, de
a pie, a caballo o en bicicleta, siendo pocos los que cuentan con la fortuna de
ser trasladados en otro tipo de vehículos por sus padres, atravesar arroyos y
cañadas muchas veces crecidas; de carencia de maestros , como es el caso de
Rivera por ejemplo, en que la Inspectora Edith Coitiño, tuvo que reclutar
maestros de Artigas para hacerle frente a la necesidad de docentes que tiene
este departamento. Sumemos la obligación que tiene Primaria en la actualidad de
atender niños preescolares de 4y 5 años, situación difícil tomando en cuenta
que aún no se cuenta con material bibliográfico ni mobiliario que los contemple
y estamos mencionando a niños que suelen aburrirse si no están entretenidos y
ocupados en diferentes actividades didácticas y recreativas que el maestro debe
crear de la nada, y en casos de maestros multigrado más complejo todavía.
Esforzándose por recrear un momento que sea atesorado como atractivo para ese
preescolar y que no dañe su grado de interés por la escuela ni su deseo de
continuidad en ella.
Encontramos además escuelas que
no cuentan con auxiliar de servicio y algunas tienen este servicio porque la
Comisión de Fomento se hace cargo del sueldo ya que primaria no puede disponer
de este gasto.
En esta administración se
mantiene la política de no cerrar escuelas si aún hay niños, en nuestro país
actualmente existen seis escuelas con un solo niño. Éste año se cerró una en
Solís Chico, Canelones y los tres niños que quedaban al igual que su maestra
fueron reubicados satisfactoriamente.
Pese a todo la escuela rural
sigue siendo un baluarte donde muchos héroes anónimos aportan su granito de
arena y sobrellevan la situación lo mejor que pueden.
Entre esos propulsores desconocidos
resalto la labor de los maestros que cocinan, dan de comer y educan en
simultáneo a niños de diferentes edades en escuelas remotas, teniendo algunas
como mayor confort y despliegue de tecnología una bomba para sustraer el agua y
un panel solar para distintas funciones, casi siempre donado por los padres o
instituciones que no tienen nada que ver con el estado.
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