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miércoles, 12 de octubre de 2011

Uruguay pudo, no supo


La última maldita pelota. Sí, la última pelota que cayó en el área no se pudo despejar. No aparecieron las cabezas ganadoras de toda la noche, no estuvieron las formidables manos de Muslera. La última pelota sacó lo que estaba ganado, por el coraje y el corazón de este formidable equipo celeste. La última pelota. De no creer. Es cierto que el empate igual sirve y mucho. Justamente se consigue en un reducto que ha sido históricamente imposible de doblegar para Uruguay, pero da rabia porque iban 48` de juego.

Ojo, pega y molesta porque fue la última pelota. Pero hay que reconocer que el empate pudo darse antes, como cuando el enorme arquero uruguayo ahogó el grito de gol en un mano a mano de matar o morir. Y ganó Muslera.

Pega y duele porque los tres puntos estaban en casa. Pero no cambia algo que es de enorme relevancia, Uruguay sumó de visitante en Asunción. Y ya está mucho mejor que en las Eliminatorias pasadas. Con argumentos que sostienen con mayor firmeza la condición de candidatazo que tiene la Celeste para llegar a Brasil 2014.

Además, de la misma forma que Paraguay, sobre todo en la segunda mitad, hizo méritos para conseguir una recompensa de puntos, tampoco se puede olvidar por esa maldita pelota final todo lo que hizo Uruguay para llevarse el partido.

Porque la imagen final del balón rompiendo la red de Uruguay no puede enterrar en el pasado las jugadas que armaron Suárez, Cavani y Forlán que, entre otras cosas, pudieron dar el golpe de gracia. No se facturó, no se les metió el bisturí a fondo a los guaraníes, pero hubo momentos de enorme despliegue. Momentos en los que Uruguay pisó fuerte. Mandó en el Defensores del Chaco.

Ese maldito gol del final para el 1-1 no me va a borrar lo que pasó antes. Está bien, Cavani empezó muy volcado a la mitad del terreno, obligando a Suárez a realizar un mayor desgaste y a Forlán le faltó meterse un poco más en el partido, pero Uruguay le movió la estantería al fondo de la Albirroja. Le llegó con el "Monito" Pereira, en una jugada que por centímetros no fue gol. Le llegó con el "Palito", que después de una buena sucesión de toques intentó colocar el balón pero se la dio en las manos a Diego Barreto.

Mientras que del otro lado, cuando el local pudo inquietar surgió a través de una distracción celeste o hasta de un error grosero en el fondo. Como el que casi deja en el pasillo de los condenados a Muslera, porque Lugano quiso rechazar en el medio del área y dejó la pelota muerta para el latigazo de "Tacuara" Cardozo.

A ver, en un tiempo en el que primó la preocupación por no perder el orden, por estar bien parados en todas las líneas, Uruguay se mostró más agresivo en ataque. Manejó mejor la pelota. Alejó a Paraguay de la zona caliente. Y transmitió mejores sensaciones en lo que refiere a la búsqueda del arco rival. Situación que mejoró cuando Cavani se metió pegadito a la raya del costado derecho.

No fue maravilloso del todo porque faltó la estocada, la jugada profunda, pero se buscó y contra un elenco guaraní que en el principio adoptó una postura conservadora. Tratando de evitar que le aparecieran las grietas.

Pero las tuvo. Como en el centro que tiró Forlán y a Suárez lo mató el hecho de no calzar un poquito más, porque con eso seguro que tocaba la pelota contra el caño derecho de Barreto.

Después, obligado por el marcador cerrado, Paraguay se la jugó. Adoptó la postura que se esperaba podía tener en la primera mitad. Atacó con fuerza, obligó. Condenó al "Cacha" Arévalo Ríos a mandarse una epopeya en el medio. Vino el momento del aguante. Del corazón ardiente.

Y se frenó el ímpetu guaraní. Entonces, la balanza volvió para el lado uruguayo, de la mano del "insoportable" Suárez. No hay manera de contenerlo, de impedir que se transforme en una topadora que quiere llevarse la pelota. Lo logra. Como lo hizo en la jugada que le dio a Diego Forlán el lugar más alto en la historia de los goleadores celestes.

Más tarde llegó lo que ya se dijo. Uruguay errando goles y Paraguay jugándosela toda para igualar. Lo consiguieron. Una maldita pelota final.

Duele por el momento que se concretó. Pero no borra lo realizado y mucho menos hace perder de vista la cuenta matemática: Uruguay ya capturó un punto de visitante.

Las estrellas

F. Muslera

Soberbia atajada a Santa Cruz y gran seguridad para salir a descolgar los centros, salvo el último.

L. Suárez

La jugada del gol y cada vez que encaró fue imparable. Pensó más en los compañeros que en su gol.

Arévalo Ríos

Fue impresionante la cantidad de pelotas que recuperó en la mitad de la cancha. Gran despliegue.

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