El estudio de los alimentos en busca de una calidad óptima para el consumidor siempre ha sido el objetivo de referencia laboral para Patricia González. Lo tenía claro desde que realizó sus primeras prácticas en la empresa Helios y, ahora, recién aterrizada en Cocimar, parece que ha encontrado la horma de su zapato. En la firma palentina, dedicada a la 'artesanía del mar', volcará todos sus conocimientos para la obtención de mariscos preparados o envasados, potenciando el sabor y la textura del producto, con una mayor fecha de caducidad.
Una innovadora investigación que la empresa ubicada en la localidad de Venta de Baños finalizará a finales del presente año, y en la que Patricia jugará un papel importante, pese a su juventud. Porque sus 27 años, lejos de ser un handicap, se traducen en ilusión por este nuevo proyecto que la motiva y entusiasma.
"Aquí he visto desde el primer día cómo funciona todo, y no voy a estar metida sólo en el laboratorio tomando datos, sino que seré parte implicada de todo el proceso", resalta la joven vallisoletana sobre su recién estrenado trabajo, gracias a una beca de la Agencia de Inversiones y Servicios.
'Cambiar el chip'
Aptitudes académicas, desde luego, no le faltan. Tras realizar un módulo de Nutrición durante tres años, dio el salto a la licenciatura de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, que finalizó con una media de 'notable' en su expediente. Fue entonces, al terminar los estudios superiores, cuando vio clara su vocación sobre calidad alimentaria. "Al principio pensé más en trabajar en clínicas u hospitales, pero aunque la gente habla mucho de la nutrición es este sentido, no hay demasiadas oportunidades, y entonces cambié el chip", recuerda de sus inicios como estudiante.
Ese cambio de mentalidad le hizo también dejar un empleo estable en Castilla La Mancha para perseguir su sueño laboral. "Trabajaba en una cooperativa de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), y me dedicaba a dar charlas sobre nutrición en los colegios. Reconozco que me costó dejar un trabajo por una beca, pero quizá luego pueda quedarme aquí, ya que la empresa tiene previsto abrir una nueva nave para comercializar más productos del mar", explica en referencia a Cocimar.
Nada más lejos de la realidad. La firma palentina está en pleno proceso de expansión, y no sólo a nivel de infraestructuras, sino también en relación a su oferta de productos. Si ahora el pulpo y el marisco son sus dos principales apuestas, a lo largo de este año incluirá una gran variedad de pescados y nuevos formatos de venta para consumo individual. Siempre bajo la premisa de la "calidad sensorial", según destaca la directora de I+D y tutora de Patricia, Carmen Melendre.
Catas sensoriales
Pero la mejor baza del negocio para competir en ese mercado de la calidad, será el estudio de nuevos tratamientos y técnicas de envasado para aumentar la caducidad de los alimentos sin que estos pierdan sus propiedades gustativas. Y el trabajo ya ha comenzado. Los tiempos y temperaturas de descongelación, cocción, limpieza, envasado y pasteurización están bajo el control de la joven nutricionista.
"Para probar la vida útil de los productos también tengo que guardar muestras con su respectiva fecha de elaboración. Luego hacemos recuento de aerobios en el laboratorio y los expertos realizan catas sensoriales para comprobar su calidad", añade.
Es su objetivo en el presente, y espera que este trabajo de calidad de cara al consumo final por parte de los clientes, sea también su opción de futuro. Por eso, no descarta trasladarse en busca de un empleo a urbes como Madrid o Barcelona, donde hay más oportunidades en el sector. "Aquí veo que las ofertas de esta especialidad están destinadas a la búsqueda de altos cargos con mucha experiencia, y yo estoy empezando, pero me gustaría quedarme en mi tierra", subraya.
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