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sábado, 23 de julio de 2011

ENTREVISTA: COPA AMÉRICA: SEBASTIÁN ABREU Delantero de Uruguay


Abreu, con su hijo Diego al hombro, graba un entrenamiento de Uruguay.

Abraza a Hugo Sánchez y pide cinco minutos. "Enseguida estoy contigo", avisa. La selección uruguaya acaba de cenar y los jugadores se desparraman por el lobby de un céntrico hotel: en el bar, Forlán y Lugano bromean rodeados de jugadores jóvenes, entre ellos Godín; El Ruso Pérez atiende a una televisión argentina, Álvaro Pereira le firma autógrafos a unos hinchas en la puerta del hotel y habla con su chica. Todo muy normal, hasta que Sebastián Abreu (Minas, Lavalleja; 34 años) aparece en escena. No lleva la cámara en la mano y tampoco el reproductor gigante de Ipod con el que pasea por la Copa América desde hace tres semanas. Falta un día para la gran final contra Paraguay (21.00, Canal +, AUGIRONA TV) y ríe. Le llaman El Loco y está feliz: no puede, ni pretende, disimularlo.

Pregunta. ¿Por qué le llaman Loco?

Respuesta. Nació en 1996 en San Lorenzo y quedó como nombre artístico. Acá se dice loco lindo, que no tiene que ver con loco de ido. Es por alegre, por la felicidad, porque siempre es mejor vivir con una sonrisa. Y nosotros tenemos muchas razones para ser felices. En mi caso, no sabría vivir sin reír.

P. ¿Es capaz de recordar todos los equipos en los que jugó?

R. Sí: Defensor Sporting, San Lorenzo, Depor, Gremio, Tecos de Guadalajara, Nacional, Cruz Azul, Nacional otra vez, San Lorenzo de nuevo, América de México. Monterrey, San Luis, Tigres de México, Dorados de Culiacán, Tigres, River, Beer Sheva, River tres meses más, Real Sociedad, Aris y Botafogo. ¿Qué?

P. ¿Cuántos entrenadores tuvo?

R. Mínimo, 30. Y la lista de compañeros, ni la llevo... Gracias a Dios he podido hacer muy buena relación por donde he pasado y, por encima del palmarés, el dinero, el respeto social... Por encima de todo eso me llevo del fútbol el saber que en muchas partes del mundo hay alguien que me recibe con cariño cuando voy.

P. En Barcelona, Guardiola. ¿Es el más loco de todos?

R. El más obsesionado sí, es un estilo Bielsa, buscando la perfección. En Sinaloa ya vi que iba a ser un gran entrenador por cómo lo vivía, cómo analizaba el juego, cómo se preparaba. Una tertulia con él y con Lillo era como estar en el paraíso. Era fascinante. Hablaban de posicionamiento, de estilo, de método de trabajo. Yo callaba, escuchaba y aprendía. Es uno de los regalos que me dio la vida.

P. ¿Y con lo bien que se llevan, como no le ficha?

R. No juego en el Barcelona porque no me alcanza para un fútbol tan elegante, jejeje. En las épocas de fichajes Pep siempre me envía un mensaje: "Loco, ¿no sabes de un delantero centro con gol?". Y yo le digo: "Pep, voy mañana". Y siempre, siempre, acabamos igual: "¡Ché loco, que quiero un delantero, no un parrillero para el asado!", me dice. Gran tipo.

P. Pero usted dijo que es mejor que Messi.

R. No, eso lo dije porque por moral y confianza soy más fuerte que él. La realidad es que me supera por las limitaciones que da el talento.

P. Piensa ser entrenador, ¿quién será su referente?

R. Pellegrini, Lillo, Tabárez, Hugo de León, Acevedo, Pasarella... Lillo me marcó mucho, me obsesioné por ser entrenador desde que le conocí. Hablamos horas en una mesa llena de papelitos y él me desafiaba: "Si te adelanto la línea como responderías...". Cuando se juntaba con Pep hablaban ellos. Entre dos grandes un mediano no entra. Lillo me ayudó a interpretar el juego de una manera insospechada para mí. Yo venía de una mala experiencia con Irureta y me negaba a la idea de que un entrenador español me pudiera aportar algo bueno. Y le conocí a él. Me ganó a la primera y mantenemos una amistad sincera.

P. ¿Qué diría Lillo de Uruguay?

R. Que es un equipo ordenado y con un amor incondicional a lo que hace impresionante. Uruguay no es una historia que haya nacido en el último mes, es el trabajo de cinco años. Es más, es el proceso de cinco años. No es una casualidad. Fuimos semifinalistas del Mundial de Sudáfrica, hay una memoria táctica importantísima, una identidad, el jugador sabe cómo debe comer, dormir y entrenarse cuando llega a la selección. El juego es la consecuencia de todo lo acumulado. Por eso queremos esta copa, para ser el equipo con más títulos de América [tienen 14, los mismos que Argentina], por hacer historia. Pero también para demostrar que no hay otro camino que defender una idea y vivir por ella. Ese es el único camino.

P. Usted no juega mucho pero, a tenor de lo que dice Óscar Washington Tabárez, el seleccionador, es imprescindible

R. Porque les pongo música y les hago reír... No, a lo largo de este proceso he participado, aunque sea poco pero efectivo, estoy identificado y orgulloso, predico con el ejemplo. Muchos somos capitanes y figuras en nuestros equipos y muchas veces el ego individual mata a un colectivo, a un grupo. La inteligencia está en llevar el ego individual a favor del grupo. Los egos personales matan a un equipo. Eso te lo da el convencimiento, la madurez de Polilla da Silva, Lima, Ostolaza, Silva, Silas, Donato... Fenómenos que me indicaron cómo debe comportarse un referente, independientemente de que juegues 90 minutos o 10. No juegas pero sumas, esa es la educación que debes dejar. Yo tuve guías y referentes. Cuando me ha tocado, la memoria me ayudó mucho.

P. ¿Qué recuerda de su paso por España?

R. El trato. La gente, lo bien que se come en el País Vasco y en Galicia. De San Sebastián me marcó la mentalidad del vasco, que es similar al uruguayo: esa rebeldía, esa defensa de una causa... Y no hablo de política, hablo del sentimiento, de su mentalidad.

P. Lleva una cámara a cuestas donde lo graba todo para la Fundación Celeste.

R. Surgió porque cuando les enseñaba las fotos a mis amigos, cuando volvía de algún torneo o así era demasiado frío. Entonces empecé a grabar, en principio era para compartir con los amigos en el asado... Por otro lado, cuando salió la Fundación Celeste, que es una concienciación de políticos para que los niños necesitados tengan una infancia y un crecimiento basados en el deporte, que es salud, pensé que era bueno enseñarle a la gente que reímos, que lloramos, que sufrimos, que disfrutamos... Van a poder interpretar que el futbolista es persona y creo que es una buena enseñanza. Estamos haciendo un documental para que genere dinero para la fundación.

P. ¿Le molesta pasar a la historia por un penalti, aquel contra Ghana a lo Panenka en el Mundial de Sudáfrica?

R. El que me conoce sabe que soy mucho más. Tabárez me dijo que tirara el tercero y yo le pedí que me dejara el último. Todo el mundo sabía que la iba a picar y estaban todos muertos cuando me iba al balón (risas). Pero si me quedo con un gol es con el que le metí a Costa Rica en el Centenario, sobre la tribuna de Ámsterdam. Faltaban 25 minutos, centro Scotti, cabezazo, palo y gol. Ahora, lo más bonito del fútbol no es un gol, es una posesión de balón como la del Barça, 70 pases y gol. Eso es fútbol.

P. El Barcelona acaba de fichar a Alexis Sánchez. Usted le conoce de River.

R. Ha crecido mucho en personalidad, tácticamente y pensando como Pep lo puede desarrollar en el Barcelona entraría ideal por la izquierda, para utilizar la dinámica en diagonal con la pelota controlada para terminar con un pase lateral por fuera o un remate a pierna cambiada. Encaja. Es un tipo tranquilo, muy cómico, tiene salidas naturales que te hacen reír. Es sano y noble y disfruta del fútbol. En 2008 exageraba con el regate. A partir de Simeone empezó a diferenciar cuándo tenía que pasar o regatear.


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