Gara
IRUÑEA-. La decisión del Comité Regional del PSN de dejar abiertas todas las posibilidades de pactos postelectorales no ha suscitado especiales expectativas entre formaciones como Nafarroa Bai, Bildu o I-E, que esperan reunirse con Roberto Jiménez para comprobar si se trata de un mero lavado de cara tras los malos resultados electorales o si, por el contrario, hay algo de sincero en su posición. Sin embargo, el test más clarificador no serán esas reuniones, sino la constitución de los ayuntamientos el próximo sábado. Y es que, pese a su pérdida de peso específico en casi todas las instituciones, el PSN sigue teniendo la llave de los gobiernos en la mayor parte de los grandes consistorios.
Su voto sólo resulta intrascendente en una cabecera de merindad: Tutera, donde se da por seguro un pacto entre UPN y PP, que ya están negociando y suman mayoría absoluta. También resultará poco relevante en localidades del interés político de Altsasu, Berriozar o Atarrabia, en que la gobernabilidad debería ventilarse en las conversaciones entre las distintas listas abertzales, dado que son claramente mayoritarias.
En el resto de ciudades importantes, los grupos del PSN tendrán una compleja papeleta que resolver, y para ello en principio cuentan con la autonomía que les facilita el acuerdo del Comité Regional, así como la autocrítica hecha en la reunión del sábado por la dirección del PSN al admitir que el apoyo al Gobierno de UPN ha sido clave para el bajón electoral.
Encrucijada en Iruñerria
Donde más dificultades se atisban es en Iruñea, ya que el pésimo resultado de la lista de Juan Moscoso, con tres ediles, incapacita al PSN para reclamar la Alcaldía con algún fundamento, y tampoco parece viable que preste su apoyo a Uxue Barkos, que sí estaría en disposición de aspirar a la vara de mando al haber sumado siete concejales. Los tres de Bildu y el de I-E completarían la mayoría progresista frente al bloque de derechas (UPN tiene once concejales y el PP dos, por lo que les falta uno para la mayoría absoluta).
En las otras tres cabeceras de merindad (Lizarra, Tafalla y Zangoza), el PSN es decisivo para sacar del poder a la derecha. En Lizarra será complicado, ya que le obligaría a sumar sus dos votos a los de Bildu (cuatro), NaBai (dos) e I-E (uno), lo que abriría un debate peliagudo sobre a quién le corresponde la Alcaldía. Y qué decir de Tafalla, donde UPN tiene siete concejales, Bildu seis y el PSN tres; la derecha ya presiona al PSN para que no presente candidato el sábado y evite así la posibilidad de un apoyo abertzale. Tanto en Lizarra como en Tafalla hay ya algunos contactos entre Bildu y PSN.
Tres importantes ayuntamientos de Iruñerria, entre los más poblados de Nafarroa, también dependen de cómo se decanten los grupos locales del PSN. En Burlata este partido ya ha gobernado con NaBai e I-E en la pasada legislatura, pero a esta suma le faltaría ahora un voto, que tendrá que buscar en las filas de Bildu (tres ediles) si quiere evitar que UPN tome el cargo como lista más votada. En Zizur Nagusia, donde el PSN sólo dispone de un representante, tendría que confluir también con esas tres fuerzas para desbancar a la derecha (UPN es el más votado con seis concejales, el PP tiene uno y CDN otro). Y la mayor incógnita estriba en Barañain, donde la agrupación local del PSN es muy cercana a UPN, lo que enfría la posibilidad de un acuerdo progresista que sería muy mayoritario (trece votos frente a ocho de UPN y PP).
IRUÑEA-. La decisión del Comité Regional del PSN de dejar abiertas todas las posibilidades de pactos postelectorales no ha suscitado especiales expectativas entre formaciones como Nafarroa Bai, Bildu o I-E, que esperan reunirse con Roberto Jiménez para comprobar si se trata de un mero lavado de cara tras los malos resultados electorales o si, por el contrario, hay algo de sincero en su posición. Sin embargo, el test más clarificador no serán esas reuniones, sino la constitución de los ayuntamientos el próximo sábado. Y es que, pese a su pérdida de peso específico en casi todas las instituciones, el PSN sigue teniendo la llave de los gobiernos en la mayor parte de los grandes consistorios.
Su voto sólo resulta intrascendente en una cabecera de merindad: Tutera, donde se da por seguro un pacto entre UPN y PP, que ya están negociando y suman mayoría absoluta. También resultará poco relevante en localidades del interés político de Altsasu, Berriozar o Atarrabia, en que la gobernabilidad debería ventilarse en las conversaciones entre las distintas listas abertzales, dado que son claramente mayoritarias.
En el resto de ciudades importantes, los grupos del PSN tendrán una compleja papeleta que resolver, y para ello en principio cuentan con la autonomía que les facilita el acuerdo del Comité Regional, así como la autocrítica hecha en la reunión del sábado por la dirección del PSN al admitir que el apoyo al Gobierno de UPN ha sido clave para el bajón electoral.
Encrucijada en Iruñerria
Donde más dificultades se atisban es en Iruñea, ya que el pésimo resultado de la lista de Juan Moscoso, con tres ediles, incapacita al PSN para reclamar la Alcaldía con algún fundamento, y tampoco parece viable que preste su apoyo a Uxue Barkos, que sí estaría en disposición de aspirar a la vara de mando al haber sumado siete concejales. Los tres de Bildu y el de I-E completarían la mayoría progresista frente al bloque de derechas (UPN tiene once concejales y el PP dos, por lo que les falta uno para la mayoría absoluta).
En las otras tres cabeceras de merindad (Lizarra, Tafalla y Zangoza), el PSN es decisivo para sacar del poder a la derecha. En Lizarra será complicado, ya que le obligaría a sumar sus dos votos a los de Bildu (cuatro), NaBai (dos) e I-E (uno), lo que abriría un debate peliagudo sobre a quién le corresponde la Alcaldía. Y qué decir de Tafalla, donde UPN tiene siete concejales, Bildu seis y el PSN tres; la derecha ya presiona al PSN para que no presente candidato el sábado y evite así la posibilidad de un apoyo abertzale. Tanto en Lizarra como en Tafalla hay ya algunos contactos entre Bildu y PSN.
Tres importantes ayuntamientos de Iruñerria, entre los más poblados de Nafarroa, también dependen de cómo se decanten los grupos locales del PSN. En Burlata este partido ya ha gobernado con NaBai e I-E en la pasada legislatura, pero a esta suma le faltaría ahora un voto, que tendrá que buscar en las filas de Bildu (tres ediles) si quiere evitar que UPN tome el cargo como lista más votada. En Zizur Nagusia, donde el PSN sólo dispone de un representante, tendría que confluir también con esas tres fuerzas para desbancar a la derecha (UPN es el más votado con seis concejales, el PP tiene uno y CDN otro). Y la mayor incógnita estriba en Barañain, donde la agrupación local del PSN es muy cercana a UPN, lo que enfría la posibilidad de un acuerdo progresista que sería muy mayoritario (trece votos frente a ocho de UPN y PP).
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