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viernes, 20 de mayo de 2011

Un microbicida que protege del VIH durante más tiempo

Son una promesa y la esperanza en la prevención del sida en el mundo, especialmente en los países más desfavorecidos. Los microbicidas, según los expertos, podrían reducir el riesgo de infección del VIH durante las relaciones sexuales. Bastaría con aplicarse este producto antes de cada encuentro íntimo. Sin embargo, los datos aún son preliminares y, por lo tanto, los microbicidas continúan en fase de estudio. El último intento, publicado en 'The Journal of Clinical Investigation', ha desarrollado un microbicida basado en un nuevo mecanismo.

De momento, sólo se ha probado en ratones hembra, pero los resultados apuntan alto, ya que supera las limitaciones del único microbicida que ha dado resultados positivos hasta la fecha, aunque todavía no hay ninguno aprobado. Para empezar, tiene un afecto más duradero y evita posibles resistencias al tratamiento del VIH.

El problema del microbicida que 'Science' proponía en 2010 es que, "aunque demostró ser capaz de reducir la infección por el VIH en un 39%, no era lo suficientemente efectivo y, además, preocupaban las posibles resistencias que se pudieran desarrollar frente al VIH", señala Pablo Borreiro, jefe de sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid. Hay que tener en cuenta que este producto en forma de gel se centraba en el uso de antirretrovirales, la base del tratamiento, por lo que existe el riesgo de generar resistencias a los fármacos contra el VIH. Además, continúa el doctor Barreiro, "el seguimiento de esta opción fue sólo de un año, cuando las personas están expuestas a este riesgo más tiempo y al tratarse de un gel de acción corta y, por lo tanto, de uso frecuente (con cada relación sexual), no sabemos hasta qué punto la gente está dispuesta a aplicarlo tantas veces".

Son varios los hándicaps que parecen resolverse con el uso del nuevo microbicida estudiado ahora por el Instituto de Enfermedad Inmunológica y el Programa de Medicina Molecular y Celular del Hospital Infantil de Boston (EEUU). Ofrece un efecto de hasta 12 semanas, por lo que no sería necesario un uso tan frecuente. Esta ventaja se debe a su sistema de acción, que no se basa en antirretrovirales sino en un mecanismo molecular y viral que también eliminaría el riesgo de desarrollar resistencias. Es decir, se diseñan pequeñas secuencias de ARN sintéticas que entran en las células y se pegan a las secuencias de ARN naturales que se quieren bloquear para evitar que produzcan proteínas virales y, en consecuencia, eviten el desarrollo del VIH en caso de exposición.

En definitiva, en una relación sexual de alto riesgo, el microbicida impide que las células sean capaces de replicar el virus. Pero además, la solución que describen Lieberman y Wheeler en su artículo de 'The Journal of Clinical Investigation' ejerce una doble protección, ya que también elimina las 'puertas de entrada' al VIH. El virus se introduce en las células a través de los receptores CCR5 y CD4, pero el ARN de interferencia que lleva este producto es capaz de bloquear la producción de dichos receptores, por lo que la célula susceptible de infectarse no lo hace, se ha bloqueado. Los mismos autores ya habían utilizado esta vía para prevenir la transmisión del virus herpes simple (VHS).

Esto significaría, con la máxima cautela (ya que la nueva propuesta de microbicida no se ha probado aún en humanos), que "utilizando este producto, el virus no tiene células donde infectar, pero si sucediera, tiene la capacidad de bloquear el virus", remata el experto español.

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