Es sabido que la contaminación química puede causar graves problemas de salud, pero un nuevo estudio estadístico acaba de llamar la atención sobre los efectos vasculares de otra clase de polución que suele pasar inadvertida, la que genera el ruido del tráfico. Esta 'suciedad' sonora puede aumentar los casos de infartos cerebrales o ictus, según ha puesto de manifiesto esta investigación.
El riesgo de padecer un ictus sólo aumeta, en cualquier caso, entre personas mayores de 65 años, para las cuales el peligro es mayor a medida que el ruido también lo es. En concreto, por cada 10 decibelios que se incrementa el ruido de fondo causado por los vehículos, la probabilidad de sufrir un infarto cerebral crece un 14%.
Además, se ha observado entre las personas mayores un límite o umbral del ruido, en torno a los 60 decibelios, por encima del cual el riesgo de ictus, así como de accidentes cardiovasculares, se incrementa en mayor medida. El estudio, realizado en Dinamarca con datos de más 51.400 participantes, es el primero que ha indagado en la posible relación entre la contaminación acústica causada por el tráfico y los infartos cerebrales.
Para ello, ha empleado datos recogidos exhaustivamente en los años 90 para una anterior investigación, la cual buscaba vínculos entre la dieta y el cáncer. Gracias a los miles de historiales clínicos que estaban disponibles, ahora se han podido asociar estadísticamente los ictus sufridos por aquellos voluntarios -más de 1.800 de ellos padecieron estos ataques- con el ruido cotidiano al que estaban sometidos.
Evidencia añadida
"Nuestro estudio muestra que la exposición al ruido del tráfico parece incrementar el riesgo de ictus", resume Mette Sorensen, del Instituto de Epidemiología del Cáncer en Copenhague (Dinamarca). El informe de Sorensen y sus colegas, publicado esta semana en la revista 'European Heart Journal', señala que la falta de sueño provocada por el ruido de los coches podría ser una de las causas que contribuyen a este aumento.
Anteriores investigaciones habían vinculado ya los ruidos del tráfico con una elevada tensión arterial o ataques al corazón, por lo que los autores del nuevo estudio recuerdan que su trabajo representa una evidencia añadida, que remarca los efectos perniciosos de la contaminación acústica sobre la salud de quienes viven expuestos a ella. Además, señalan, "la exposición nocturna al ruido podría ser más perjudicial que la diurna", ya que la primera es la que provoca la falta de sueño, asociada a los mencionados problemas.
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