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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cómo aumentar el número de pulmones para trasplante

Aplicando una técnica adecuda para proteger los pulmones después de la muerte cerebral de un posible donante podría duplicar el número de dichos órganos disponibles para futuros receptores. Así lo confirma un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).

Una gran noticia, teniendo en cuenta que "es el órgano más sensible de todos. Se lesiona y se infecta (bronquitis, neumonía) con mucha facilidad. Es el que menos se consigue en un donante porque es el más difícil de mantener en buen estado", explica Juan José Rubio, intensivista y coordinador de trasplantes del Hospital Puerta de Hierro (Madrid). De hecho, según los autores de la investigación, realizada en la universidad de Turín (Italia), sólo entre el 15% y el 20% de los pulmones con un funcionamiento óptimo finalmente se pueden trasplantar.

Para Luciana Mascia, una de las responsables de este trabajo, la clave radica en la estrategia que se aplica para prolongar la vida útil del pulmón. Como señala el doctor Rubio, "los enfermos con muerte encefálica están siempre en la unidad de cuidados intensivos y con un respirador que se encarga de meter aire a presión para mantener este órgano vivo con la mejor oxigenación posible".

"El problema es que cuando respiramos de forma natural el aire entra prácticamente sin presión y este elemento diferenciador es el que podría generar rotura del pulmón (barotrauma)". Y, añade: "A veces, se mete más volumen de lo que necesita dicho órgano en un momento dado y si se inflama demasiado es perjudicial, se desgarra o se producen microtraumas a nivel celular (volutrauma). Son los dos problemas fundamentales que puede ocasionar el uso del respirador".

Ventilación sin trauma

En su afán por encontrar una mejor forma de utilizar la asistencia respiratoria, el equipo de investigadores italianos propone aplicar la técnica de protección pulmonar, que consiste básicamente en aplicar presiones bajas y volúmenes bajos con el objetivo de que la ventilación del pulmón sea lo menos traumática posible. Después de examinar y comparar la estrategia de ventilación convencional (59 pacientes) y la estrategia de protección pulmonar (59 pacientes) en 12 hospitales europeos, concluyen que en el transcurso de seis horas, el número de pulmones en disposición de ser trasplantados en el primer grupo eran 32 (54%), mientras que en el segundo eran 56 (95%). Casi el doble.

Según el intensivista español, esta 'nueva' estrategia "la estamos utilizando ya desde hace unos 10 años en personas con problemas respiratorios, concretamente en afectados por el síndrome de distrés respiratorio agudo, donde se ha demostrado que el uso de menor presión y menor volumen mejora la evolución de estos pacientes".

Lo que esta investigación demuestra es que su aplicación en donantes después de su muerte cerebral también ofrece resultados muy positivos. De hecho, argumentan los autores del estudio, "la estancia media en la unidad de cuidados intensivos de los receptores de pulmón con ventilación convencional fue de 12 días, mientras que los receptores de pulmón con protección pulmonar fue de ocho días".

En la práctica clínica, la realidad es que "la moda de presiones y volúmenes altos para proteger los pulmones ha desaparecido", afirma el doctor Rubio. Y aún más: "Aunque es cierto que la estrategia de protección pulmonar aún no se realiza de forma rutinaria en donantes, cada vez se utiliza más dado que las guías de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ya incluyen entre sus recomendaciones esta metodología".

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