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lunes, 22 de noviembre de 2010

Venezuela : El dictador y las petroleras



En 1914 se descubren importantes yacimientos de petróleo en Venezuela. Inmediatamente las empresas estadounidenses y británicas, especialmente, se precipitan para apoderarse de su explotación. Hacia 1929 este país se convirtió en el segundo productor del hidrocarburo, después de Estados Unidos.

En 1908 el general Juan Vicente Gómez se había tomado el poder, el cual mantuvo durante 27 años, pasando a ser la dictadura más larga en la historia del país y una de las más extensas del continente.

Según la página web oficial de la Presidencia de Venezuela, “Su gobierno ha sido el más duro y trágico que ha sufrido el país en toda su historia. En el gobierno de Gómez el nepotismo, la codicia y el enriquecimiento del dictador y de sus allegados, llegaron a extremos inauditos.” Pero también dice: “Se introdujeron los primeros automóviles y se inició la llamada "'política de carreteras" (…) Estas carreteras tenían por finalidad facilitar la movilización del ejército en el interior; pero contribuyeron poderosamente a la integración nacional y a liquidar el aislamiento de las regiones del país (...)”

El reinado de Gómez fue posible gracias a las petroleras: Él todo les entregó.

Y sobre esta parte esencial de la historia de Venezuela, es interesante leer lo que escribió el francés Pierre Fontaine en 1956. 1 (Las notas son de mi autoría)

“En 1929, Venezuela se convirtió en el segundo productor de petróleo del mundo, con 138 millones de barriles. Este simple anuncio es suficiente para imaginar las titanescas luchas que empezaron a librar los dos grandes competidores por la posesión de esas fuentes petroleras.

“Para 1939 la posición de las petroleras en el país era: Grupo estadounidense (Standard Oil e “independientes”): Créole Syndicale, Lago Oil and Transport Cy, Panamerican Oil and Transport Cy, Gulf Oil Cy, Venezuela Petroleum.

“Grupo británico (Royal Dutch-Shell y gobierno británico): Venezuelion Oil Concession. Carribean Petroleum Cy, General Asphalt, British Controlled Oilfields, Anglo-Iranian Oil.

“El grupo estadounidense controlaba un 55 % de la producción, el inglés 40%, y diversos pequeños productores independientes (como Petróleos de Caracas –un negocio francés en manos del armenio Calouste Gulbenkian 2) 5 %.

“Desde hacía tiempos la lucha oponía a los productores estadounidenses, porque A. Mellow (Gulf Oil Cy) y H. Sinclair (Venezuela Petroleum) no eran soportados por la Standard de Rockefeller. En cambio, desde 1921 la Gran Bretaña desarrolló la fusión de sus compañías en Venezuela, agrupándolas en la Royal Dutch-Shell.

“En la historia de la explotación del petróleo por parte de las empresas estadounidenses y europeas en América Latina, existe un punto particular: la “perfecta” organización del general Gómez, dictador venezolano que fue, aseguran testimonios neutros, “el más cruel de los tiranos del Siglo XX”.

“Con tal de llenar sus arcas, Gómez hizo todo para que las empresas extranjeras se llevaran el petróleo que quisieran, llegando a reducir el pueblo a la casi esclavitud. El general se llenó de dinero por encima de cualquier imaginación, gracias a la apropiación de los impuestos recibidos por la explotación del petróleo, y a las grandes sumas que constantemente le entregaban británicos y estadounidenses para obtener las amplias concesiones de explotación.

“A Gómez se le conoció como el “presidente de las carreteras”. Él no dudó en enviar a miles de pobres, indios y presos políticos a las malsanas selvas tropicales, para que construyeran las largas rutas que facilitaban el ingreso de las petroleras. Para él, mientras más petróleo se encontrara y saliera del país más aumentarían sus beneficios, y por ello poco le importaba la vida de los indigentes a los que empleaba manu militari para limpiar las terribles selvas pantanosas en provecho de las petroleras.”

Y para complementar esa breve descripción, leamos ahora al reportero austriaco Antoine Zischka, quien en 1934 dio testimonio en una de sus obras 3:

“(…) Venezuela es dos veces más grande que Francia. Se dice que tiene entre tres o cuatro millones de habitantes, porque nadie puede precisar su cantidad exacta de habitantes ya que jamás los blancos han puesto pie en la mayor parte del país. La frontera con Colombia sólo es conocida por las fotos aéreas que han hecho los aviones de las petroleras. Todo este país pertenece a un solo hombre: el general Juan Vicente Gómez, presidente del país, el hombre más rico de América del Sur, y el dictador más poderoso de nuestros tiempos.

“Caracas es la capital oficial de Venezuela. Y fue por casualidad que ingresé en la verdadera capital, Maracay, la “Versailles” venezolana.4 No hace mucho tiempo Maracay era un pueblo de provincia, pobre y sucio, a unos 300 kilómetros de Caracas 5 (…) Gómez hizo ahí su residencia. En tan sólo siete meses 82 nuevos edificios fueron construidos en esa planicie maloliente. Un palacio gubernamental surgió de la tierra con 200 habitaciones y sus salas de baño, el cual da a una plaza más grande que Plaza de la Concorde en Paris. Maracay también tiene seis nuevos cuarteles militares, calles asfaltadas, jardín zoológico privado para el general, piscinas, inmensos jardines. Como todo lo del gobierno en Venezuela, este “Versailles” fue construido por presidiarios esclavizados.

“Se dan fastuosas fiestas en Maracay. Ahí vive toda la corte de Gómez, rodeada de centenas de automóviles, muchos de ellos de los más caros. También viven miles de agentes secretos, porque cada uno debe vigilar a todos, y todo el mundo es vigilado por los agentes del general. El general ha sabido guardar su posición gracias a una flota de guerra siempre lista para acompañarlo por las modernas autopistas, a un servicio de espionaje maravillosamente organizado, y al dinero que recibe de Deterding6, del cual pasa una parte a sus amigos (...).

“Sus riquezas hacen vivir a todos los funcionarios de Venezuela, a sus amigos y a miles de parásitos: ese es el secreto de su poder. ¿Quién puede pretender hacer una revolución contra Gómez? En Paris viven tres mil venezolanos por la simple razón que en Venezuela no estarían ya vivos. La pena de muerte no existe en la república de Gómez, pero existen regiones donde la malaria es reina, y ahí están las prisiones. También está, por ejemplo, el Fuerte San Carlos, donde el oleaje sumerge cada mañana las celdas y los detenidos tienen el agua al pecho (...)

“Cada mañana los peones hambrientos llevan hasta los mataderos de Valencia, Palma, Sofa o Coro7, miles de ejemplares de ganadería que pertenecen todos al presidente. Ese ganado pasta en los inmensos llanos que pertenecen al gobierno, o sea a Gómez.

“Macaraibo es una de las ciudades más lujosas del mundo, con clubes y terrenos para golf. Tiene tuberías y canales especiales para traer el agua desde las montañas hasta las casas de los magnates del petróleo. Una de esas tuberías recorre 147 kilómetros para llenar una magnifica piscina (...) Mientras otros seres tienen que comprar el agua de las lagunas, la que portan niños como asnos a sus espaldas, en viejas canecas de gasolina. Un barril de esa agua tibia y aceitosa cuesta diez centavos, unos dos francos (...).

“El Estado tiene gran necesidad de esclavos y presos para construir rutas, para trabajar en los campos petroleros y para edificar en la “Versailles venezolana”. Por esas carreteras van los carros blindados del general, y por ellas van a pie los soldados que vuelven a sus hogares. Soldados que han sido reclutados al otro lado del país, y que, casi desnudos, medio muertos de hambre, siempre descalzos, vuelven mendigando un pedazo de pan cuando el servicio militar ha terminado (...).”

... Después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez la propiedad del petróleo y sus beneficiados cambiaron bien poco. Esa triste realidad, para la dignidad de una nación y sus habitantes, cambió radicalmente con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez en 1999, porque las ganancias del petróleo pasaron a ser de verdadera utilidad pública.

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