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martes, 23 de noviembre de 2010

Los obispos callan sobre el condón hasta usarlo con detenimiento'

Cautela y prudencia exquisitas entre los obispos españoles a la hora de valorar el bombazo papal de admitir el preservativo "en algunos casos". El presidente del Episcopado, cardenal Rouco Varela, no mencionó el tema en su discurso de inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. Sólo el cardenal Amigo abordó la cuestión, para decir que "hay que leerse el libro con detenimiento" y que "el Papa habla de casos totalmente excepcionales". (Amigo se refiere al libro-entrevista 'Luz del mundo', que el periodista alemán Peter Seewald ha escrito sobre Ratzinger y que se publicará mañana en todo el mundo).

Otras veces son los primeros en cerrar filas con el Papa de Roma. En esta ocasión, sin embargo, no lo han hecho. Quizás porque la sexualidad sigue siendo un tema tabú en la Iglesia. De ahí que al cardenal Rouco Varela, presidente de los obispos, no le haya dado tiempo de incorporar la más mínima alusión al tema del condón en su discurso de apertura de la plenaria episcopal. O no haya querido hacerlo.

Y eso que le expectación mediática en la calle Añastro (sede de la Conferencia Episcopal) era máxima esta mañana. Nunca se habían visto tantas cámaras en la Casa de la Iglesia. Para controlarlas, los empleados tuvieron que echar mano de los guardias de seguridad. Pero ante la nube de periodistas y cámaras sólo se detuvieron dos cardenales. El de Barcelona, Martínez Sistach, para decir que "hay que leer el libro antes de pronunciarse", y el cardenal Amigo.

Antonio María Rouco. | Efe

Antonio María Rouco. | Efe

El arzobispo emérito de Sevilla parece de los pocos obispos que no tiene miedo a los medios. Se paró ante la nube de periodistas y contestó con naturalidad a sus preguntas. Casi todas, sobre el preservativo. A su juicio, "el Papa habló de casos totalmente excepcionales". De ahí que recomendase "leer el libro, porque si no, todo será una aproximación". El propio cardenal, que intentó comprarlo ayer en Roma sin conseguirlo, se congratuló, sin embargo, "por las respuestas positivas" y el eco favorable que la decisión papal está cosechando en la sociedad.

'Prejuicios y tergiversaciones'

En su discurso ante la asamblea Plenaria, Rouco habló y mucho del Papa, pero no del preservativo, sino de su reciente y "reconfortante" viaje a España, a donde, según él, Su Santidad vino a hablar "de Dios de un modo sugerente, bello, coherente y profundo".

Y de otras cosas. Algunas muy mal interpretadas y valoradas, según Rouco. Por eso, el cardenal de Madrid quiso aprovechar la ocasión para contextualizar las afirmaciones papales sobre el "laicismo agresivo" y especialmente la supuesta equiparación que Benedicto XVI hizo de la situación actual con la de los años 30.

Rouco cree que los medios españoles, "movidos más por ciertos prejuicios y tergiversaciones que por la benevolencia y la objetividad", pasaron por alto las alabanzas que el Papa hizo a España y sólo se fijaron en "determinados juicios negativos carentes del más elemental rigor".

El purpurado madrileño reconoce, sin embargo, que el Papa se refirió, en el avión que lo traía a España, "al laicismo fuerte y agresivo", pero "sin establecer comparación entre aquel fenómeno histórico y lo que ocurre en la actualidad". De ahí que Benedicto XVI añadiese que el "enfrentamiento entre fe y modernidad lejos de haber desaparecido, continúa hoy activo en España".

Y es que, para la Iglesia, "el encuentro evangelizador de la fe con la modernidad no tendrá lugar sin ciertas tensiones". Tensiones que, según Rouco, "la Iglesia no busca", pero están "históricamente presentes en España".

'España, ambientalmente paganizada'

Y de hecho, el cardenal de Madrid dedicó parte de su discurso a describir, con colores sombríos, la situación de la España actual. Una España, en primer lugar, "ambientalmente paganizada, en la que los católicos viven más o menos dispersos".

En segundo lugar, una España "muy marcada por el secularismo", un fenómeno al que Rouco definió como "la debilitación de la conciencia de vivir para Dios y para la Vida eterna, y el consiguiente estrechamiento de la vida en metas sólo materiales y temporales".

Es decir, una España donde se pretende "construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna, fundada en nuestros propios recursos y orientada casi exclusivamente hacia el mero goce de los bienes de la tierra".

Y es que, en tercer lugar, la España actual está, según Rouco, marcada por "la idolatría del progreso material" y por el "secularismo", que desprecia a Dios y pone su "vana confianza en las utopías terrenas".

'Sólo Dios basta'

Para salir de este atolladero de una "España sin Dios", Rouco propone reevangelizar el país. Siguiendo el gran principio marcado por el Papa en su viaje a Compostela y Barcelona: "Sólo Dios basta".

Más en concreto, Rouco pide a la Iglesia española "relanzar nuestros planes y propósitos evangelizadores" en una "cultura que ha dejado de hablar de Dios". Con tres claros objetivos: formación en la fe de los creyentes, evangelio de la familia y de la vida y misa dominical.

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