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martes, 12 de octubre de 2010

UNA GIGANTESCA MANIPULACION

Niko Schvarz

Veamos en detalle cómo se gestó esta manipulación gigantesca, que influyó para que Dilma Rousseff no alcanzara en primera vuelta la mayoría absoluta de los votos válidos.

Fueron solamente tres obispos de la regional Sur 1 (3 diócesis del estado de Sâo Paulo: Santo André, Lorena y Mogi das Cruzes) los que se pronunciaron prohibiendo a sus fieles votar por Dilma. La Conferencia Episcopal Brasileña (Conferencia Nacional de Bispos do Brasil, CNBB) no tuvo absolutamente nada que ver, pues la decisión adoptada en su última asamblea general era no intervenir en las elecciones. Estos tres obispos no acataron dicha resolución y desde fines de agosto se posicionaron a través de un documento en el sentido señalado, el cual no tuvo la menor repercusión. Sin embargo, dos días antes de la elección, y contando con un financiamiento millonario, dicho documento se divulgó con amplitud inusitada, por todas las vías posibles e imaginables, impregnando todos los medios de comunicación. En forma calumniosa, la opinión personal de 3 obispos entre los 466 que alberga la CNBB era presentada como la posición oficial del organismo. Hay que haberlos visto y oído para saber hasta qué extremos son capaces de llegar los grandes diarios, canales y radios brasileños en esas campañas de tergiversación concentrada. Esto influyó en la pérdida de millones de votos hacia Dilma. El 8 de octubre la Conferencia Episcopal difundió una declaración oficial en que lamenta profundamente el uso indebido de la Iglesia Católica y de todos los temas religiosos en la campaña electoral, en los siguientes términos: "Lamentamos profundamente que el nombre de la CNBB y de la propia Iglesia Católica hayan sido usados indebidamente en la campaña electoral, siendo objeto de manipulación". Señala que solamente la Asamblea General, el Consejo Permanente y la Presidencia están autorizados a hablar en nombre de la CNBB. En una entrevista colectiva, el secretario general de la CNBB, Dimas Lara Barbosa, condenó la manipulación de temas religiosos, como la defensa de la vida, en base a intereses electorales. Agregó que "pudimos percibir que existieron manipulaciones de aspectos de la religión con intereses ideológicos, como sucedió en este proceso electoral, y también en otras épocas".

El tema había motivado un rotundo pronunciamiento anterior de parte del obispo de Jales (estado de Sâo Paulo) y a la vez presidente de la Cáritas brasileña, Demetrio Valentini. En una carta abierta titulada "Desmonte de una falacia", el obispo denunció, en referencia a los tres obispos citados, que "se invocó a la autoridad de la CNBB para posiciones que no son las de la entidad, ni cuentan con su apoyo, pero que se presentan y se difunden como si fuesen manifestaciones oficiales de la CNBB". Agrega que el mismo día de las elecciones fueron distribuidos en las iglesias, en contravención a la ley electoral, miles de folletos con la declaración de los tres obispos como si fuese un texto patrocinado por la CNBB. Dice que "esa falacia sutil y perversa, tramada con astucia y malicia" tenía claros fines electorales contra la candidatura de las fuerzas progresistas y reclamó una toma de posición de la CNBB. Esta llegó, pero demasiado tarde.

Dicha declaración tuvo intensa repercusión, como en el caso del padre José Comblin, quien señala que este "golpe sucio", si no es rectificado, afectará la credibilidad de la Iglesia en el seno de la sociedad civil, en una época en que está perdiendo muchos adeptos. Dice también que los tres obispos se han rebajado a la condición de "juntadores de votos (cabos electorais) del candidato de las élites paulistas contra la candidata de los pobres, la continuadora de la política de un gobierno que le dio a los pobres "no solamente una mejora material, sino ante todo el acceso a un sentimiento de dignidad". Reclama que se disipen estos equívocos para que puedan votar por Dilma en el segundo turno muchos católicos que no lo hicieron en el primero. Ése es el tema, hacia el 31.

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