.

.

domingo, 22 de agosto de 2010

Viaje en globo al Kilimanjaro para estudiar el volcán


Nunca hasta ahora las autoridades de Tanzania habían autorizado un vuelo en globo sobre el Kilimanjaro. Pero hace unos días, y por primera vez en la historia, una expedición de científicos suizos consiguió alzar dos aeronaves hasta los 5.500 metros con el objetivo de estudiar el efecto en la atmósfera de las partículas emitidas por este volcán inactivo.

El equipo de aventureros está formado por dos vulcanólogos, dos meteorólogos y dos fotógrafos, que viajan en dos aerostáticos diferentes. Según explica Mario Meier de la Universidad de Friburgo, "el globo es el medio de transporte ideal para realizar esta expedición porque al no emitir partículas no afecta las mediciones del aire".

Asimismo, puede viajar más cerca del objeto a analizar y siempre se desplaza en la dirección del viento por lo que permanece en la misma masa de aire a lo largo de todo el vuelo. De esa manera, explica Meier en un correo electrónico desde África, pueden observar cómo las partículas van cambiando durante el recorrido, pasando de su estado gaseoso original a un estado sólido al entrar en contacto con la atmósfera.

El Kilimanjaro está formado por tres volcanes durmientes que, sin embargo, tienen una actividad fumarólica continua. El objetivo principal de la expedición suiza es muestrear y medir las partículas resultantes de la emisión de gases durante los vuelos para después analizarlas en los laboratorios de la Universidad de Friburgo con un microscopio electrónico.

"Queremos saber cómo afectan al cambio climático y a la salud de las personas que viven en las proximidades del volcán", dice el profesor de la Universidad de Friburgo y líder del proyecto, Bertrand Grobéty.

El aire más puro

De sus tres puntos de erupción, el Kibo es, sin duda, el más apropiado para la recolección de partículas volcánicas ya que al llegar a sus 5.895 metros de altura el aire es muy puro y no está influido por las partículas emitidas por la actividad del ser humano. "Si hiciéramos el mismo experimento en un volcán como el Vesuvio, en Italia, sería difícil decir si las partículas captadas vienen de Nápoles o de la propia montaña", explica el mineralólogo de la Universidad de Friburgo, Mario Meier.

La influencia de los volcanes activos sobre el cambio climático es más conocida para los científicos que la de los durmientes. En 1991, el MontePinatubo entró en erupción en las Filipinas, convirtiéndose en una de las más virulentas del siglo XX.

Al año siguiente, las temperaturas disminuyeron una media de 0,5 grados en todo el mundo (aunque en algunos lugares se llegó hasta los 2 grados de diferencia) y la capa de ozono sufrió importantes daños. El enfriamiento se debió a que las partículas sólidas expulsadas a la atmósfera hacen que la luz del Sol rebote de nuevo hacia el espacio por lo que se pierde gran parte de su poder calorífico.

En el caso de los volcanes inactivos el efecto es el contrario. Una vez expulsados, los gases emitidos se solidifican convirtiéndose en partículas que emiten radiación infrarroja. Así, en este caso, la luz del Sol rebota sobre la superficie de la Tierra y al impactar sobre las partículas en la atmósfera, vuelve a rebotar, en este caso hacia abajo, volviendo a enviar calor.

Los resultados del trabajo de los helvéticos se esperan con especial atención tras la erupción del Eyjafjälla islandés el pasado abril.

El mayor reto de la expedición ahora son las condiciones meteorológicas. De hecho, los globos tuvieron que alzar el vuelo tres días después de lo previsto porque los fuertes vientos lo impidieron.

Finalmente, lograron ascender hasta los 5.500 metros de altura en un vuelo que duró dos horas y media. Por desgracia, el Kibo, se les resistió, ya que la dirección de los vientos cambió de forma repentina. Aunque los mayores secretos del Kilimanjaro se les hayan resistido por ahora, laexpedición continúa con el ascenso a pie del Oldoinyo Lengai, otro de los volcanes durmientes de Tanzania.

No hay comentarios: