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viernes, 9 de julio de 2010

Menor, inmigrante y solo: máximo riesgo de caer en la drogadicción

Cuando tenía 14 años y estudiaba en Marruecos, no le gustaba. Su padre le dijo que si no quería estudiar tendría que trabajar. Un día se escapó, debajo de un camión. Así comienza la historia de muchos de los menores inmigrantes procedentes de Marruecos. ATIME, la asociación de trabajadores e inmigrantes marroquíes en España, ha realizado un estudio de los procesos migratorios de los menores relacionado con el consumo de drogas y su situación de partida.

Mientras los menores reagrupados -jóvenes que cuentan con la presencia de algún familiar cerca- consumen mayores cantidades de alcohol, los chicos que permanecen en España solos toman más tranquilizantes, tabaco, cannabis, cocaína o éxtasis que el resto de sus compañeros.

La coordinadora del estudio, Nuria Cano, ha asegurado en la rueda de prensa para su presentación que esto se debe al hecho de realizar el acto migratorio en soledad y encontrarse en desamparo en el país de acogida, con medias de edad entre los 12 y 15 años. "Estos chicos presentan una prevalencia de consumo de sustancias muy por encima de los menores reagrupados. La caída de sus altas expectativas les marca de por vida".

Drogas blandas: tabaco y alcohol

Mientras la media nacional de consumo de tabaco se sitúa en un 44,6%, en las encuestas realizadas a los menores inmigrantes el dato es inferior: un 42% de los participantes fumaba.

En lo referido al alcohol, según la experta, el resultado fue una sorpresa ya que los menores reagrupados beben el doble de alcohol que los inmigrantes solos (que se quedan un 30% por debajo de la media nacional).

Cano dijo que esto se debe a que entre los jóvenes reagrupados se incluyen más inmigrantes latinoamericanos, con una cultura más parecida a la española en cuando a la ingerencia de alcohol. "La tradición del país de origen es determinante y en Marruecos no se bebe alcohol con la misma frecuencia que en Latinoamérica", concreta.

En cuanto al tipo de bebida consumida, el estudio indica que un 40% prefiere la cerveza a los combinados, con un 20%, o el vino, con un 10%.

Drogas duras

A los menores inmigrantes les resulta más fácil adquirir pegamentos y disolventes, y además "se trata de unas drogas que usan para hacer más llevadero el viaje migratorio, asociadas también a procesos de la calle", cuenta el director de Atime, Kamal Rahmouni.

Estos jóvenes sin familiares en España, en muchos casos, llegan con un consumo iniciado en su país, pero el hecho de no contar con ningún referente de autoridad, hace que no conozcan los límites.

"Normalmente los chicos reagrupados no consumían en sus países de origen. En cuanto a los demás, es difícil que no se droguen en el propio viaje. Sólo el trayecto es un trauma", opinan los expertos.

Los menores inmigrantes no suelen ingerir alucinógenos y 'speed', según los datos ofrecidos por la asociación.

En drogas como el cannabis, la cocaína, los tranquilizantes, el éxtasis líquido, etc., comparándolas con la media nacional, los jóvenes reagrupados sólo se ponen por encima en cuanto a consumo de inhaladores volátiles, es decir, pegamento. "Esta droga se asocia más con el perfil de la persona que pasa el mayor tiempo de su vida en la calle, de ahí estos datos", asegura Rahmouni.

Desde Atime también han querido denunciar que cada comunidad autónoma se encarga del tutelaje de los menores de una forma diferente, lo que dificulta el acceso a este tipo de información.

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