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miércoles, 26 de mayo de 2010

Nuevo intento para controlar el vertido en el golfo de México


Cuando ni siquiera se ha intentado, hasta los más optimistas son pesimistas sobre el nuevo intento de taponar la fuga de petróleo en el golfo de México. Mañana, la empresa BP pondrá en marcha una nueva técnica, conocida como top kill y que consiste en verter lodos pesados y cemento para sellarla. Pero ni el jefe de operaciones, Doug Suttles, está muy esperanzado. Del uno al 10, las posibilidades "son superiores a cinco... quizá un seis, máximo un siete". Suttles hizo ayer una gira televisiva para intentar explicar lo que está sucediendo cinco semanas después de la tragedia que se cobró 11 vidas y acabó con una plataforma petrolífera hundida y la amenaza de un desastre ecológico sin precedentes.

La opción del top kill no se ha intentado nunca. Es complicada y propia de una película de ciencia ficción: unos robots manejados por ordenador deben bajar a más de un kilómetro y medio, donde la visibilidad es nula y el agua está casi helada. "Necesitamos que funcione", dijo en un mensaje desesperado pero sin convicción. ¿Y si no? "Existen otras opciones", avanzó Suttles: desde el top hat -reconducir la fuga a través de un tubo que arroje el petróleo a la superficie donde el carguero Enterprise lo recogería- hasta el junk shot o inyección de detritos para taponar la rotura y forzar la puesta en marcha de la válvula de sellado que no funcionó en su momento.

Admitiendo que era consciente de la frustración entre los ciudadanos, Suttles sólo acertó a decir: "Somos una de las mayores compañías internacionales. Tenemos los mejores instrumentos. No creo que nadie sea capaz de hacerlo mejor".

La Administración -de nuevo- parece dar muestras de impaciencia, aunque luego no las concrete. El domingo, el secretario de Interior (responsable de supervisar los recursos naturales), Ken Salazar, puso en duda que BP sepa lo que está haciendo. "Si descubrimos que no están haciendo lo que deberían, los presionaremos para que se aparten" del caso, dijo. "Estoy enfadado y frustrado. Treinta y tres días después de iniciadas las operaciones de contención,

ha fracasado en todas las fechas", confesó.


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