En el primer debate multitudinario de la precampaña electoral, un Montilla decidido elevó el volumen de sus críticas contra los convergentes. Las consultas se lo han puesto como anillo al dedo. CiU ha mantenido una actitud vacilante en las tres oleadas: en la primera de diciembre, participó activamente en la campaña Felip Puig, secretario general adjunto, y Oriol Pujol, portavoz de CiU en el Parlament; en las votaciones de febrero, los primeros espadas de Convergència se quedaron en la recámara y hoy, en la tercera, volverán a la palestra. En plena Diada de Sant Jordi, Mas admitió que si la votación se celebra en Barcelona participará en los actos.
Montilla fue cuidadoso y no quiso enfadar a sus socios independentistas de ERC, implicados en la campaña. "Yo respeto las consultas, aunque no sean nuestra opción", dijo el presidente, que añadió: "Me preocupan los que se esconden, engañan y no son consecuentes. Sabemos qué hará Mas hoy. Se esconde y envía a Puig y Pujol en su representación, aunque se muere de ganas. Que haga una campaña por toda Cataluña si son esas sus convicciones". "Hay que hablar clar i català sin trampas y juegos de manos", apuntó.
El PSC presume de haber organizado un nuevo equipo de campaña electoral con un estilo de concordia hacia sus adversarios, pero lo cierto es que Montilla no ahorró ayer ningún dardo. Con la convicción de que puede darle la vuelta a las encuestas, y arropado por la plana mayor de su gobierno y del partido, Montilla lanzó dos ataques más a Mas: dijo que quería desarrollar el Estatuto sin "los discursos patrióticos" de quien gobernó con José María Aznar en 1999 y de quien se fue a negociar a Madrid el Estatuto y la Generalitat.
Jaleado por 5.000 militantes que llenaron el pabellón de la Mar Bella, en un mitin que tuvo aires de show, Montilla repartió críticas para todos: primero a Mas y después a los promotores de las consultas: "No voy a poner en peligro la unidad civil de los catalanes. Ni por los de casa ni por los de fuera", exclamó.
En el fragor de la polémica, Montilla envió un claro mensaje a Mariano Rajoy, presidente del PP, para subrayar que él sólo pide que se aplique la legalidad en la renovación del Tribunal Constitucional (TC) tras su quinto intento fallido de dictar una sentencia. Montilla rebatió la tesis del líder del PP, que sostiene que las reglas del juego no se pueden cambiar a "mitad de partido". "Señor Rajoy", le espetó, "yo no quiero cambiar las reglas: quiero que se cumplan". Montilla culpó al PP del bloqueo del TC y apeló a su condición de presidente para valorar la situación del Tribunal. "Tengo la obligación de hacerlo por el bien de Cataluña, España y la institución", exclamó. "En democracia hay que respetar las reglas del juego", sentenció.
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