Lech Kaczynski, de 60 años, ha sido uno de lo políticos más polémicos de Europa. Se convirtió en presidente de Polonia en diciembre de 2005, cuando ganó las elecciones prometiendo defender los valores nacionales y un Estado fuerte. Con su hermano gemelo, Jaroslaw, como primer ministro durante los años 2005 y 2006, sus políticas ultraconservadoras fueron motivo de más de un escándalo en Bruselas. Sin embargo, supo mantener la simpatía de muchos polacos, especialmente los más tradicionales y los que viven en zonas rurales.
Fue famoso desde muy pequeño, gracias a su aparición, junto a su hermano, en una película para niños cuando sólo tenían 12 años. Pero enseguida cambió a la política. Lech Kaczynski, ferviente católico, estudió Derecho y apoyó a Lech Walesa en el movimiento Solidaridad que acabó con el comunismo en 1989. Fue detenido en 1981. Junto con su hermano, siempre inseparables, fundó el partido Ley y Justicia en 2001, que defiende los valores tradicionales del catolicismo.
Durante su carrera como político no dudó en recurrir al populismo. Cuando fue alcalde de Varsovia, en 2002, prohibió las manifestaciones con motivo del Día del Orgullo Gay.
Tras las elecciones de 2005, los dos hermanos gobernaron juntos, Lech como presidente y Jaroslaw como primer ministro. Una de las medidas más polémicas que intentaron poner en marcha fue una ley que obligaba a 700.000 polacos a confesar si habían colaborado con los servicios secretos comunistas. El Tribunal Constitucional tumbó la iniciativa. También fueron muy polémicas las políticas contra los homosexuales, como una lanzada por el Ministerio de Educación para prohibir "la propagación de comportamientos homosexuales" en las escuelas.
Pero todas esas políticas acabaron en derrota. Su hermano perdió las elecciones en 2007 y, desde entonces, Lech Kaczynski ha tenido que compartir mando con Donald Tusk, del partido de centroderecha Plataforma Cívica. La Constitución polaca establece muchos menos poderes para el presidente que para el primer ministro y su iniciativa queda muy limitada. Aún así, el presidente estuvo durante meses frenando la aprobación del Tratado de Lisboa en su país, al resistirse a firmarlo, pese a que había sido aprobado por el Parlamento.
Su mandato termina a finales de año, pero las elecciones podrían ahora adelantarse unos meses.
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