Al caos aéreo que las cenizas del volcán del glaciar Eyjafjajokull de Islandia han ocasionado en los aeropuertos de 20 países europeos, se suma también la preocupación de algunos expertos por sus posibles efectos nocivos sobre la salud de los ciudadanos. De hecho, la Organización Mundial de la Salud está evaluando su posible peligrosidad.
"Desconocemos cuál puede ser el riesgo. Según unas directrices del 2005, algunas de las partículas que contienen las cenizas de un volcán son peligrosas y pueden afectar a los pulmones", ha explicado en rueda de prensa Daniel Epstein, portavoz de la institución.
"Sabemos que son potencialmente nocivas pero debemos analizar la situación con mayor profundidad", ha aclarado Epstein, quien añade que, de momento, las cenizas se encuentran muy altas en la atmosfera, por lo que aún no deben temerse consecuencias nocivas.
En este sentido, Cristina Martínez, coordinadora del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), ha advertido que si la nube de ceniza procedente de la erupción del volcán desciende hasta el aire respirable, "puede dar problemas importantes" para la salud, especialmente en aquellos que sufren asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Concha Prados, del Servicio de Neumología del Hospital La Paz de Madrid afirma a ELMUNDO.es que las consecuencias de una nube de cenizas "para los enfermos respiratorios diagnosticados, como los de asma o EPOC, que son las patologías más prevalentes, son similares a las que se producen cuando se origina una nube de polvo procedente de arena del desierto o cuando los volúmenes de contaminación ambiental son muy elevados".
Por este motivo, recomienda a todos estos pacientes, "que en el caso de que las autoridades alerten de una concentración elevaba de cenizas no salgan a la calle y, de tener que hacerlo porque la situación se prolongue en el tiempo, que utilicen mascarillas".
Pero hay otros riesgos. Según el documento 'Volcanes y la Protección de la Salud' de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las lluvias de cenizas "pueden hacer que el aire se llene con una neblina similar al humo, que reduce significativamente la visibilidad. La poca visibilidad provoca un aumento del riesgo de accidentes".
Asimismo puede desencadenar "la irritación de los ojos, lo que puede originar conjuntivitis y abrasiones corneales, especialmente para las personas que usan lentes de contacto. Si bien aumenta el trabajo de los agentes sanitarios, el tratamiento es relativamente sencillo y no debería representar un problema grave".
Pese a todas estas alertas, algunos expertos, como Ramón Villa Asensi, jefe de sección de Neumología del Hospital Niño de Jesús de Madrid, quieren hacer un llamamiento a la calma porque "no sabemos de momento cómo va evolucionar esta nube. Es importante ni alertar a la población ni sembrar la alarma cuando aún se desconoce el desenlace".
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