La Policía Nacional ha desmantelado, en Valencia, una red dedicada al fraude con tarjetas de crédito falsificadas. Los seis detenidos, cinco rumanos y un español, de entre 21 y 42 años, habían conseguido ganar hasta 400.000 euros gracias a la ayuda de varios comercios compinchados donde compraban la mercacía para venderla después a precios muy por debajo.
La banda había conseguido duplicar más de 400 tarjetas. Gracias a diversos contactos, el jefe del grupo, un hombre de nacionalidad rumana, responsable de gestionar las numeraciones y comprobar su validez, conseguía los datos necesarios para clonar los documentos. La operación es ya clásica: con la instalación de un lector-grabador en la ranura de introducción de la tarjeta en los cajeros automáticos, se copiaba la información, mientras con una microcámara se grababa el código secreto cuando la víctima lo tecleaba. Todo este material ha sido intervenido en el laboratorio valenciano.
El negocio no estaba sólo en gastar el dinero acumulado en las cuentas de las tarjetas falsificadas. Los implicados realizaban compras -a veces, incluso, por encargo- y luego revendían la mercancía a un precio muy por debajo del de mercado. Los comercios donde se adquirían los productos participaban también en la trama, estaban informados del fraude y aceptaban las tarjetas falsas. Los beneficios eran enviados a Rumanía.
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